La moda de bajo coste se alía con el diseño de lujo en tiempos de crisis

En Milán todavía recuerdan las colas que se formaron el invierno pasado antes las puertas de las tiendas H&M. A primera hora de la mañana, con algunos grados bajo cero, largas filas de mujeres y hombres esperaban para abalanzarse sobre alguna de las prendas firmadas por Roberto Cavalli que salían ese día a la venta. El diseñador italiano, predilecto de muchas celebridades de la pantalla y los escenarios -desde Madonna hasta Beyoncé o Gwyneth Paltrow-, ofrecía una colección en exclusiva para 200 establecimientos. En poco menos de una hora no quedaba ni rastro.

El primer experimento de este tipo lo había protagonizado tres años antes Karl Lagerfeld, también para H&M. Su colección, a precios de ganga comparada con las que preparaba para Chanel, Chloé o Fendi, se agotó en un par de días e incrementó las ventas de la cadena sueca en un suculento 24%. Una suerte parecida corrieron los diseños ideados por Stella McCartney, Madonna y Viktor and Rolf.

Rei Kawabuko, la diseñadora de la firma de origen japonés Comme des Garçons, presentó este mes en la nueva tienda de H&M en Tokio su línea de ropa y accesorios, con blusas a 50 euros, zapatos a 30 y bolsos a menos de 15.

El fenómeno Cheap&Chic ya no asusta a los grandes diseñadores. La neoyorquina Donna Karan fue una de las pioneras en abrazar esta tendencia bautizada con el nombre de cobranding o marca compartida. La cadena Macy's fue la elegida para su debut, seguido muy de cerca por otros empresarios del sector.

Recientemente, la compañía estadounidense Gap ha fichado a Roland Mouret, uno de los diseñadores fetiches de Victoria Beckham. El acuerdo dio como resultado cifras récord: las tiendas que ofrecían sus creaciones vendían 500 vestidos a la hora. Otro que no se ha resistido a esta corriente es el extravagante zapatero Pierre Hardy, el preferido de Cameron Díaz y antiguo colaborador de Balenciaga. La pasada primavera triunfó con sus sandalias de plataforma, a 75 euros el par, en los Gap de Europa.

En Italia, Elio Fiorucci, uno de los diseñadores que impulsó el made in Italy en todo el planeta, colabora desde hace un par de años con la mayor cadena italiana de moda barata, Oviesse, y ofrece botas por 40 euros y faldas a 25, con un resultado que ha relanzado la maltrecha trayectoria de los establecimientos.

En vista de la situación económica mundial, es fácil suponer que la tendencia low cost atrape a otros creadores de renombre. "Pagar el equivalente al salario mensual por un vestido parece ahora una injusticia", dice Andrea Cinosi, presidente de la asociación milanesa Assolowcost. "Ya no resulta divertido producir para el reducidísimo nicho de mercado que se ha creado a causa de los precios absurdos de la ropa", añade.

Los diseñadores de moda más famosos en Internet (lalistaWIP)