_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La fortuna de poder seguir siendo un niño

Adentrarse en "La Exposición" de Star Wars es un viaje en el tiempo y el espacio. Es atravesar una frontera con otro mundo, y cruzarla implica estar dispuesto a regresar a la infancia. A aquellas colecciones de cromos por las que hoy te pagarían fortunas, a todos los muñecos que acumulaste con los años y que hoy exhibes orgulloso. Es también un viaje a aquel videoclub (en mi caso no tuve la oportunidad de ver las películas en cine hasta su 25 aniversario), ese lugar "sagrado" y ultrajado hoy por devotos de la mula y la manta, donde por primera vez descubriste las aventuras de unos caballeros Jedi luchando frente al Imperio, con sus sables láser, el halcón milenario, el maestro Obi-Wan, la atracción por el lado oscuro, la estrella de la muerte, a Yoda y su mítico "hazlo o no lo hagas pero no lo intentes", a Leia (como olvidarla con su bikini dorado en El retorno del Jedi) y Luke, al encantador Han Solo y su inseparable Chewaka, Jabba el Hutt y tantas cosas que podrás revivir en esta impagable muestra.

Más información
"No subestiméis el poder de la fuerza"

Nada más cruzar el límite que te aleja de tu vida cotidiana, las primeras notas del "himno" que John Williams compuso para Star Wars te ponen los pelos de punta y te sitúan de lleno en el universo galáctico. Sala tras sala vas descubriendo Tatooine con sus vainas de carreras, Naboo con los majestuosos palacios y trajes diseñados para la reina Amidala, Endor y sus motos jet (si, también veras a los Ewoks, nada es perfecto), en resumen, una majestuosa muestra de la imaginación puesta al servicio del puro entretenimiento. Todo ello hasta llegar a la "sala", allí donde definitivamente algo te atrapa y te traslada muchos años atrás en el tiempo. Una sala silenciosa, donde sólo se escucha una respiración que forma parte ya de nuestras vidas. En ese momento tu pulso se acelera y buscas con la mirada hasta dar con "él". Darth Vader gobierna a tamaño real la estancia, nada más que añadir. Tras el shock que produce estar cara a cara con el mayor icono de la galaxia, y que no te decepcione, el resto ya te da igual, su imagen te acompaña hasta que sales a la calle y descubres que para sorpresa de muchos ni llevas gafas de pasta, ni granos en la cara, ni millones de tópicos más, sólo tienes la fortuna de poder seguir siendo un niño gracias a cosas como Star Wars.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_