Historias paralelas
Decía Cyril Connolly que la novela policiaca era el mejor y más auténtico producto de exportación de los ingleses, desde la publicación de La piedra lunar, de Wilkie Collins. Daba dos razones. Una, la exigencia de que todo cuadre, una exigencia tan relacionada con el placentero rigor de un soneto creo recordar que agregaba, y dos, la novela policiaca es el único género que adjudica inteligencia al lector. Ángela Vallvey ha ideado una novela policiaca obediente al modelo del género como lo entendía Agatha Christie. Muerte entre poetas (finalista del Planeta) nos relata con muy buen pulso narrativo una trama de misterio. Unos poetas son convocados a un congreso para alumbrar la obra de un poeta egregio ya muerto. En plena actividad congresual, uno de los invitados aparece muerto. Se pone en marcha la sagacidad de Nacho Arán, poeta y meteorólogo, también invitado al evento evocador y filológico, que hace en sus ratos libres de detective aficionado. Vallvey nos recuerda el estilo ácido de su primera novela, A la caza del último hombre salvaje, y el más reflexivo trufado de citas literarias y filosóficas de Los estados carenciales (premio Nadal, 2002). Por su propia estructura, Muerte entre poetas alberga más de una novela. Historias paralelas que sirven a Vallvey para hacer algunos diagnósticos sociológicos de actualidad. Nacho Arán rivaliza en atractivo narrativo con el poeta asesinado. Arán es aficionado a las pesquisas delictivas, siguiendo el modelo que Agatha Christie ideó para su detective Miss Marple, a diferencia del profesional que encarna la figura de Hércules Poirot. Ángela Vallvey demuestra su conocimiento del oficio novelístico en la construcción de Fabio Arjona, el poeta asesinado. Es el personaje al cual el lector tendrá acceso sólo a partir de la información cruzada que obtenemos de los otros asistentes al congreso. Y sin embargo es quien más brilla como eje moral y narrativo de toda la novela.
Muerte entre poetas
Ángela Vallvey
Planeta. Barcelona, 2008
354 páginas. 20,50 euros
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