Eterno ir y venir
- Eraa... El electroclash fracasó porque se declaró superficial, vano e idiota desde el minuto uno. Apenas un par de bandas lograron cierta repercusión, aunque su primigenia apuesta por recuperar el sonido electro fuera profética. Más tarde y en mejores manos, arrasó.
- Es... Los ochenta en todas sus formas. Revisitados, reivindicados, readaptados, reinterpretados y reciclados. La puerta se abre de par en par y por aquí se cuelan desde el acid house hasta Pat Benatar. El éxito es tan brutal que los aficionados de la década salen del armario y los proclaman, con 20 años de retraso, los nuevos sesenta. Incluso los que siempre los odiaron terminan sucumbiendo ante tamaña avalancha de alegría en la pista de baile. Lo que se pierde en profundidad intelectual, se gana en felicidad hormonal.
- Será... Por parámetros económicos, ahora tocaría volver a los setenta, al prog rock, al sinfónico, al Berlín más yanqui y a la blaxploitation más macarra. La banda Glasvegas apuesta por la Inglaterra pre-Malvinas. Por parámetros temporales, es la hora del grunge. Avisados quedan.
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