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Análisis:ÁREA DE META
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tensión

Andoni Zubizarreta

Nos contaba Luis Aragonés en el vestuario de Paterna, cuando entrenaba al Valencia, que la Liga era estar colocado en los dos primeros tercios para jugarse la clasificación en los últimos diez partidos. Para Luis, la clave estaba en no perder los papeles en la primera vuelta para progresar de forma decidida en la parte final. Vamos, como si de Freire se tratara: llegar a la volata final bien posicionado y allí apretar los dientes y los pedales para asomar la rueda delante de los demás.

Me pregunto si esta teoría es igual de válida en el fútbol del siglo XXI. La lógica diría que, efectivamente, el estar bien situado permite optar a los objetivos finales, sean éstos los de ser campeones o los de salvar la categoría, que hay objetivos de todos los tipos entre los 20 equipos de la Primera División. Ahí tenemos el ejemplo del Real Madrid, que venció en la temporada 2006-07 haciendo sus deberes de forma discreta y esperando que el Barça se olvidara de que las Ligas se ganan en la línea de meta.

Hoy, en nuestra Liga, da la impresión de que cada partido es el último y cada jornada es la decisiva
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Sin embargo, si uno observa cómo se afronta hoy en día cada jornada de nuestra Liga, da la impresión de que cada partido es el último, que cada jornada es la decisiva y esos 90 minutos son los definitivos. Hace unos años, los equipos empezaban a jugar finales en la segunda vuelta, cuando se entendía que los puntos que se dejaban de ganar eran imprescindibles y que ya la temporada empezaba a acortar las opciones para rectificar el rumbo. En definitiva, que se acababan los exámenes y cada vez había menos posibilidades de recuperar lo que habíamos dejado suspendido en el primer parcial, en la primera vuelta.

Ahora, no; ahora, en esta misma jornada, hemos visto a Athletic, Osasuna y demás acompañantes del furgón de cola jugar sus primeros 90 minutos en formato ganar o ganar. Osasuna ya ha dejado a un entrenador en la cuneta, el Recre también y en el Athletic se oyen voces de confirmación, con lo que eso supone.

Pero esto que sucede por abajo la Liga, en su simetría, lo repite por la parte alta, en la que cada partido, cada minuto, cada jugada, es un ejercicio de análisis completo de las virtudes y defectos (más de lo segundo) de los que lideran la clasificación. ¿Será capaz de mantener el ritmo el Barça? ¿Se mantendrá el Madrid sacando los exámenes más por talento que por estudiar de forma ordenada? ¿Se ha distanciado de forma irrecuperable de la zona Champions el Atlético? ¿Y el Sevilla será capaz de salir de su crisis, ya que este concepto temporal e instantáneo (de este mismo instante) es válido hasta para los que son admirados en toda Europa por su gran trayectoria en los últimos años?

Me he dado cuenta de que, tal vez, todo lo anterior viene marcado porque el próximo domingo, en San Mamés, se enfrentan Athletic y Osasuna y que aquellos partidos que eran de hermanamiento entre aficiones, días de compartir y animar hasta romperse la garganta en las gradas de San Mamés o de El Sadar, han quedado reducidos a una lucha por dejar al enemigo hundido y solo en los bajos fondos de la clasificación.

Noventa minutos para sufrir, y sólo estamos en noviembre.

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