Dos gallitos desplumados

Visto lo sucedido en las canchas, mejor descansar y verlas venir. Así debieron de convenirlo los componentes del Tau. Arrellanados en los sillones de sus domicilios, vieron sufrir al Madrid en Badalona y pifiarla al Unicaja y el Barça ante el Gran Canaria y el Estudiantes. Pasaron cuentas y comprobaron cómo, sin jugar, han ganado una posición en la tabla: del tercer puesto al segundo por detrás ahora del sorprendente equipo canario. La jornada fue productiva para ellos, aunque deberán preparar a conciencia su compromiso del próximo sábado en la pista del Cajasol, que ayer, en Bilbao, cumplió el axioma: tras la jornada de descanso, derrota segura.

El Palau Blaugrana vuelve a vibrar. El equipo de Xavi Pascual ha recuperado atractivo y poder de convocatoria. Sin embargo, la derrota ante el Estudiantes, además de constituir un jarro de agua fría, deja en evidencia una serie de defectos que socavan el poderío de su teóricamente impresionante plantilla. No acaba de aclararse el Barça respecto a quién debe empuñar su timón. No logró desprenderse de Lakovic -su alta ficha frenó a todos los pretendientes- y ahora vuelve a ser el base titular. Barrett, un tipo con pedigrí de la NBA, no da la medida que se esperaba y, a veces, le dan más minutos a Sada. Está claro que la cantidad, muchas veces y más en esta posición, no hace sino ir en detrimento de un engranaje correcto. La irregularidad de Basile, el escaso bagaje ofensivo de Barton, las dificultades de adaptación de Andersen y Santiago, por no hablar del caso de Trías, que apenas juega, abren cuestiones en torno a la solidez de un equipo que debe aspirar a todo. El Estudiantes, que compartía el último puesto, así lo evidenció. Dominó hasta el tercer cuarto, pero su mejor acierto fue sobreponerse a su bajonazo (22-12), con Granger e Iturbe especialmente desacertados. Apuntilló a base de insistir, con Jasen forzando faltas, Suárez reboteando y Wideman haciendo de todo. Punto y aparte para Petar Popovic, el pívot que cubre la baja de Martin Rancik, aquejado de una arritmia cardiaca benigna. La pasada campaña, Popovic también empezó supliendo en la Penya a Lonny Baxter, que cumplía una condena de cárcel por tenencia ilícita de armas, y acabó ganándose a pulso el contrato anual. Cummings dio la estocada al Barça desde la línea de tiros libres. Metió el primero y tiró el segundo a fallar: sí, ¡a fallar! ¿Por qué? Quedaban tres segundos. Si lo metía, el Barça podía pedir tiempo y sacar desde mitad de la pista en vez de empezar la jugada, en el mejor de los casos, capturando el rebote bajo su canasta. Un detalle crucial cuando quedan tres segundos.

El Unicaja, asfixiado por la magnífica defensa del Gran Canaria de Salva Maldonado, también sucumbió. Sólo Jiménez y, en menor medida, Haislip se salvaron de la quema, de la que se libró el Madrid en Badalona recurriendo a su corajudo equipo de siempre: Reyes, Hervelle -tras el barullo de la semana pasada en Vitoria, fue acusado esta vez por Jagla de escupirle dos veces-, Raúl, Mumbrú y Bullock. El mejor ejemplo para los nuevos, que no acaban de espabilar.