Descanso absoluto
De la Red no volverá a entrenarse hasta que las pruebas médicas descarten cualquier problema cardiaco
El susto más grande ya pasó. Rubén de la Red, después de desplomarse el pasado jueves en el partido de Copa contra el Real Unión, pasó una noche tranquila en el hospital Bidasoa de Irún, y ayer al mediodía llegó en avión a Madrid acompañado por Carlos Díez, el nuevo jefe de los servicios médicos del Madrid. El susto más grande ha pasado, sí, pero ahora empieza la "segunda parte" del proceso, como la han definido los galenos del club. El objetivo ahora es averiguar cuál ha podido ser la causa que provocó el síncope del centrocampista del Madrid de 23 años.
A partir del lunes De la Red será sometido a una larga serie de pruebas: analíticas, electrofisiológicas y de imagen. De momento, y para evitar un tratamiento demasiado agresivo -como el examen electrofisiológico, por ejemplo, que supone introducir un catéter en el corazón para explorar las zonas que pueden sufrir arritmias- se ha decidido optar por una prueba de imagen. Es decir, una resonancia para comprobar si existe o no una infiltración de grasa en el músculo del ventrículo derecho que es lo que provoca una especie de cortocircuito en el corazón. También se conoce como displasia arritmogénica, la causa más común en la muerte súbita de los deportistas.
Lo último que recuerda el jugador es que el partido iba empate a uno
Si sufriera displasia, dejaría el fútbol y se le implantaría un desfibrilador
El jueves, en el minuto 13 de partido y sin chocar con ninguno de sus adversarios, De la Red se desplomó y perdió el conocimiento durante 30 segundos. El cuerpo totalmente rígido, la mirada pérdida, midriática, y los ojos en blanco evocaron por un momento las imágenes de Antonio Puerta que en agosto del año pasado también se desvaneció en un partido de Liga contra el Getafe. El jugador del Sevilla abandonó el césped por su propio pie y, una vez en el vestuario, sufrió una parada cardiorespiratoria de la que no se recuperó. De la Red recobró el conocimiento tendido en el césped y fue llevado al vestuario en camilla. El Madrid siempre viaja con un desfibrilador pero no fue necesario su uso. El jugador fue trasladado al hospital porque no podían monitorizarlo en el vestuario.
Luego confirmaron que el internacional español había sufrido un "síncope por esfuerzo". "Nunca en mi vida había visto eso...", relató ayer Marcelo ya en Madrid. Fue uno de los jugadores que, igual que Drenthe, quedaron casi paralizados por el miedo y ni siquiera pudieron acercarse a De la Red cuando éste estaba tumbado en el césped.
"El desmayo de Rubén nos puso el corazón en un puño. Pero me han asegurado todos que hay motivos para estar tranquilos. Se recuperará pronto, estamos seguros", comentó Ramón Calderón. Desde el club hacia fuera se intenta transmitir tranquilidad. La consigna es: "no ha pasado nada". Pero los médicos saben perfectamente que cualquier pérdida de conocimiento, por muy breve que sea, siempre es un hecho grave y preocupante. Y de hecho, De la Red no volverá a entrenarse hasta nueva orden. Los médicos le han pedido que descanse en su casa.
El último recuerdo que tiene el jugador de todo lo ocurrido en la noche del jueves es que el partido iba 1-1. A partir de ahí, todo es un vacío. Los médicos han descartado ya que De la Red sufra una malformación congénita de la arteria coronaria -es un tipo de malformación que se puede observar con un ecocardiograma-. También han descartado que el desvanecimiento se debiera a un ataque epiléptico. Ya han preguntado al jugador si alguien de su familia -tíos, padres y abuelos- ha tenido problemas de corazón y no hay antecedentes familiares.
Los médicos, además, tienen una carpeta enorme del historial del jugador que ha crecido en las categorías inferiores del Madrid y ha sido sometido a controles, pruebas de esfuerzo y revisiones cardiológicas, desde muy pequeño. Ese dossier no registra ningún antecedente de síncope. El jugador -a diferencia de lo que pasó con Puerta- nunca había sufrido mareos.
Si el diagnóstico fuera displasia arritmogénica del ventrículo derecho, a De la Red, que se vería obligado a dejar el fútbol, se le implantaría un desfibrilador. Los médicos desaconsejan practicar activad deportiva de alto nivel con ese tipo de malformación.
"Puede ser cualquier cosa", comentaba uno de los médicos del club el jueves durante el descanso del partido. "Incluso, aunque no parece probable, que sea de origen neurológico". Como último recurso, los médicos del Madrid no han descartado recurrir a la prueba genética: averiguar si la falta de expresión de algún gen puede haber generado algún tipo de malformación. Es un examen algo controvertido y que según algunos científicos, no es fiable al cien por cien.
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