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Entrevista:DESAYUNO CON... ROBERT LANGER

"La ciencia necesita un cambio en la Casa Blanca"

"No puedo abstenerme del chocolate. Pero esto significa que debo dedicarle una hora al gimnasio para quemar las calorías", dice el científico estadounidense Robert Langer, mientras la camarera le sirve un suculento trozo de pastel. Estamos en el Café Ekberg, el sitio con más solera de la capital finlandesa, con la mejor pastelería de la ciudad. Y Langer, recién laureado con el Príncipe de Asturias en Investigación Científica y Técnica, está de visita.

Sesenta años y complexión pequeña y aparentemente frágil, ojos azulinos expresivos, Langer dirige el Centro de Ingeniería Química del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Con 125 investigadores en uno de los más activos laboratorios de técnicas medicinales del mundo, una de sus funciones es la selección de nuevos científicos. "¡Tenemos 4.000 aspirantes de todo el mundo para cerca de 10 plazas anuales!", dice Langer. Y entre sus colaboradores menciona a dos españoles: María Alonso y Jesús Santamaría.

El Príncipe de Asturias de Investigación lucha por la precisión de los fármacos

Langer y su equipo suman ya más de 600 patentes registradas o en curso, algunas con gran implantación en el mercado: el parche de nicotina. Entre sus innovaciones: avances para la administración más precisa y eficiente de fármacos, con aplicaciones en cáncer, diabetes o enfermedades coronarias. Y otra más: el desarrollo de nuevos biomateriales para la regeneración de tejidos dañados. "Es posible que con esta técnica lleguemos a crear órganos humanos".

Además de haber publicado 37 libros, Langer fue, con 43 años, el científico más joven electo a las tres academias científicas de Estados Unidos: la Academia Nacional de Ciencias, la Academia Nacional de Ingeniería y el Instituto Nacional de Medicina.

¿Cómo empezó? "De pequeño recibí dos regalos que me despertaron la curiosidad: un microscopio y un conjunto de productos químicos", recuerda el académico. "Cuando me gradué en ingeniería química, en 1974, muchos de mis compañeros se fueron a trabajar a la industria petrolera, pero yo no estaba interesado en la industria y sí en la educación", agrega Langer. Termina su pastel y su capuchino, y Langer consulta nervioso su móvil BlackBerry. En el listado de la memoria aparece el nombre de Barack Obama.

"Tuve la oportunidad de conocerle personalmente hace tres años en Chicago cuando la Universidad de Northwestern nos entregó a ambos el doctorado honoris causa. Desde entonces hemos estado en contacto, sobre todo a través del correo electrónico", dice Langer.

En su libro La audacia de la esperanza, el aspirante demócrata a la presidencia de Estados Unidos dedica tres páginas a sus conversaciones con Robert Langer, que versan sobre cómo enderezar el rumbo de la investigación científica y académica en Estados Unidos. "Las cosas se pueden hacer mejor de como se han hecho hasta ahora. Necesitamos un cambio de sangre en la Casa Blanca", argumenta Langer.

Es hora de irse y las alertas sobre crisis económica llueven en los móviles. "Sería bueno que la cordura volviera a Washington. En esto ambos partidos se han comportado, por igual, de forma irresponsable".

Langer pide cordura en Washington para afrontar la crisis.
Langer pide cordura en Washington para afrontar la crisis.M. T. P.

Café Ekberg. Helsinki

- Un pastel de chocolate: 4,50.

- Un bizcocho de nata y arándanos del bosque: 4,40.

- Dos capuchinos: 7.

- Un agua mineral con gas: 3,20.

Total: 19,10 euros.

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