Rudy, por encima de Portland
El gran estreno del escolta no evita la tunda de los Lakers de Gasol a unos erráticos Blazers
La NBA empezó en octubre como acabó en junio, con los Celtics y los Lakers disputándose la hegemonía, conscientes de estar en el centro de los focos, de todas las apuestas, adalides de dos formas radicalmente diferentes de entender el baloncesto y hasta el american way of life. Separados por casi 5.000 kilómetros de distancia, unos en la Costa Este y frente a los Cavaliers de LeBron James y otros en la Costa Oeste ante los Blazers de Brandon Roy, dieron el pistoletazo de salida con parecidas hechuras al duelo que disparó las audiencias de la NBA al final de la pasada primavera. Ambos vencieron: los Celtics, por 90-85, tras recibir el anillo de campeones con Pierce llorando de emoción, ante un rival más duro de pelar y dando muestras de que necesitan engrasar la máquina; los Lakers, insaciables en su afán de hacerlo bonito, ante unos Blazers decepcionantes: 96-76.
"Estoy satisfecho por el trabajo, pero debemos aprender de los errores", dice Rudy
Sergio Rodríguez: "Mi renovación es un voto de confianza, pero sigo en las mismas"
La conexión española marcó el partido de Los Ángeles. Pau Gasol irrumpió en la cancha como una centella, se comió a Aldridge, anotó nueve puntos en menos de cinco minutos y sentó las bases de una paliza que dejó vista para sentencia Kobe Bryant con su reacción en los únicos momentos interesantes de los Blazers (49-41 tras un parcial de 0-14). Los de Portland sucumbieron con estrépito, sobre todo teniendo en cuenta que hasta Phil Jackson les había comparado a los Hornets de la pasada campaña, el equipo revelación que ganó 56 partidos en la primera fase y no se apeó de los playoffs hasta que perdió por 4-3 ante los Spurs en las semifinales de Conferencia.
Los únicos retazos positivos que dejaron los Blazers en Los Ángeles los protagonizaron Outlaw y Rudy Fernández. El estreno del escolta español en la NBA fue espléndido. Apareció en el minuto seis y medio y las metió de todos los colores: tres triples, dos de dos y tres tiros libres para un total de 16 puntos, además de cuatro asistencias, dos rebotes y dos robos de balón en casi 30 minutos. Acabó convirtiéndose en el hombre que mejor movió al equipo. "Nunca se puede estar satisfecho cuando se pierde. Al perder, siempre te falta algo, aunque estoy contento por entrar en la Liga y satisfecho por el trabajo realizado. Esto nos tiene que ayudar a aprender de los errores", concluyó Rudy.
Por si no bastara con la derrota, los Blazers perdieron a Greg Oden. Se lesionó en la pierna derecha. Tiembla la franquicia de Oregón, donde empieza a sospecharse de la fragilidad del número uno del draft de 2007, que ya se pasó el ejercicio pasado lesionado. Además, su rendimiento en los 13 minutos que jugó fue decepcionante con cuatro errores en otros tantos lanzamientos y dos tiros libres también fallados. Se había comparado su duelo con Andrew Bynum -ambos pívots veinteañeros, de 2,13 metros- con el de los legendarios Abdul-Jabbar y Wilt Chamberlain. Nada de nada. Oden estuvo fatal y Bynum muy discreto.
Gasol demostró que, jugando de cuatro junto a Bynum, puede hacer valer su velocidad, su tiro a media distancia y su capacidad para penetrar. Jackson le alineó en ambas posiciones. La actuación de Trevor Ariza, un tres muy atlético que apenas jugó la pasada campaña a causa de una lesión, fue otra nota esperanzadoras en el banquillo de los Lakers, en los que Odom se adapta a su nuevo papel de sexto hombre.
Los Blazers evidenciaron un desconcierto evidente. "Pensábamos estar preparados, pero estuvimos muy nerviosos", argumentó su estrella, Brandon Roy. La peor parte se la llevó Sergio Rodríguez. Durante la pretemporada ejerció de segundo base con una media de siete asistencias por partido. Pero, en el Staples, Nate McMillan le concedió sólo cinco minutos y se olvidó de él como el pasado curso. En el puesto de reserva de un gris Blake, McMillan prefirió al novato Jerryd Bayless y, durante unos instantes, situó también a Roy de base. Un mal síntoma para el porvenir de Sergio pese a que esta semana los Blazers le renovaron el contrato.
"Está claro que la renovación es un voto de confianza, pero, visto el resultado, seguimos en las mismas. Tendré que seguir mejorando. No ha sido suficiente lo que he trabajado durante el verano. Pero voy a seguir mirando hacia adelante", concluyó el base canario, de 22 años, que inicia su tercer curso con los Blazers.
Esta madrugada debutaba Marc Gasol con los Grizzlies en Houston, Calderón jugaba con los Raptors en Filadelfia y los Lakers se enfrentaban a los Clippers.
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