Ya llegó la crisis
Estuvimos durante un tiempo discutiendo de epistemología y de hermenéutica en vez de analizar las cuestiones económicas. Pero, al igual que en Francia llega el beaujolais (vino joven) por octubre, en España, al fin, llegó la crisis. Ya es reconocida por el ministro de Economía y por el propio presidente del Gobierno. Ya son historia aquellos términos utilizados para evitar la palabra maldita, y utilizar semánticamente expresiones como "fase de ralentización", "periodo de incertidumbre" y "ciclo de atonía". Ahora, todo el mundo le está viendo la cara frente a frente, tanto por su magnitud como por su intensidad. Nadie puede negarlo, y los datos que van siendo proporcionados por los organismos oficiales y corporativos así lo van atestiguando.
Se requiere valentía para evitar mensajes vacíos, huérfanos de medidas y planes concretos
Fuera de nuestras fronteras la situación es más o menos idéntica. Gran preocupación y elevadas dosis de escepticismo ante las medidas que se van a adoptando. Se aprueban planes y llevan a cabo reformas de normas que hasta entonces se consideraban infalibles. Ante este panorama, algunos economistas se han escondido, lo mismo que muchos gestores de fondos que han hecho mutis por el foro, escapando de sus clientes.
La crisis sirve, además, de ejercicio comparativo con otras situaciones similares. En este sentido, si repasamos la historia de la última situación crítica solo tenemos que volver la vista al periodo 1992-1995. En aquel momento la economía española estuvo en recesión cinco trimestres consecutivos, los tipos de interés superaron el 14% (1992), el PIB se redujo un 1,1 % en términos reales (1993), se alcanzaron los cuatro millones de parados (1994) equivalentes al 24% de la población activa y el déficit público llegó al 6,6% (1995), como nos señala nuestro colega de la universidad barcelonesa Germá Bel.
Si repasamos los datos actuales, la situación no es buena y, como afirma el comisario europeo de Economía, hay que pensar en una segunda oleada de recesión, mucho más intensa. Con ello no quiero ser muy pesimista, sino todo lo contrario, porque si bien es cierto que la situación económica presenta infinidad de riesgos y los ajustes serán tan duros que provocarán momentos de intenso dolor, también es cierto que hemos sorteado estas situaciones difíciles varias veces a lo largo de la historia y de ella hemos aprendido muchas lecciones.
Sin embargo, con palabras sin sentido, discursos huecos de conceptos y frases grandilocuentes no se resuelve el panorama. Fijense en lo que le pasó a Bush y su plan Paulson: más de una docena de intervenciones públicas para, al final, tener que recurrir a planteamientos doctrinales distintos. Lo mismo pasa en España y en Galicia. Exceso de palabrería, por no decir de presentaciones públicas basadas en el arte de no decir nada. En momentos como los actuales se requiere valentía, con equilibrio entre el rigor y la imaginación, para evitar caer en la transmisión de mensajes huecos, vacíos de contenido y huérfanos de medidas y planes concretos.
Entre las grandes preocupaciones de la ciudadanía se encuentran las cuestiones económicas tal y como acaba de revelar el CIS. Y no falta razón a dicha encuesta pues se perciben tres niveles de gran incertidumbre que afectan a la creación de empresas, a la producción industrial y al empleo.
El número de sociedades mercantiles creadas en el mes de julio ha disminuido un 25% respecto al mismo mes del año pasado y el capital suscrito para su constitución es un 21% menos que en julio del año anterior. Si desglosamos este apartado, tendríamos que el número de sociedades anónimas creadas disminuyeron un 37%, medidas de año a año, y el de las sociedades limitadas, un 25%.
En lo que concierne al índice producción industrial se aprecia un descenso de un 11,2% en agosto respecto al mismo mes de 2007. Si desglosáramos los bienes, apreciamos que los bienes de consumo descienden un 11,6%; los bienes de equipo, un 17%, y los bienes intermedios, un 14,7%.
Finalmente, la Encuesta de Población Activa en el segundo trimestre arroja un crecimiento interanual de la ocupación de sólo un 0,28%, y, en sentido negativo, se constata un espectacular aumento del desempleo, contabilizándose un incremento de 621.000 personas en los últimos 12 meses.
Apostemos, en consecuencia, por la instrumentación de un plan, elaboremos propuestas concretas, esbocemos unos criterios de supervisión, pongamos en marcha un sistema de alertas para reaccionar con más rapidez ante nuevas turbulencias. En suma, ahondemos en aquellos planteamientos necesarios para llevar a cabo las reformas.
