María y Marta, falleras mayores 2009

"¿Estás contenta, María?", preguntaba la alcaldesa Rita Barberá una y otra vez. Y María Berbel Fernández, fallera mayor infantil 2009 sólo sollozaba. Cuando acertó a decir que sí, a la alcaldesa se le escapó: "Sí, se nota". Pensó la primera edil que tendría más suerte con la mayor, Marta Agustín Ferrando. Pero el diálogo fue escaso y marcando por otro mar de lágrimas.

Marta Agustín Ferrando, de 20 años, ve la ciudad desde uno de los balcones más envidiados, el que hace esquina entre el paseo de Russafa y el final de la calle de Colón. Estudia diseño en ingeniería industrial, porque su padre, Miguel, de Zaragoza, y su madre, Ángela, farmacéutica, no aceptaban que se lanzara a su propósito de ser piloto sin otra carrera. Pensaba prepararse para volar el próximo año, pero el fervor fallero -desde que nació pertenece al mundo de las fallas, ahora en la de la Avenida del Oeste- le hará, por lo menos, aplazar un año sus planes. Sale, baila jazz-funky, habla valenciano, inglés y francés, practica esquí y snowboard, colecciona las etiquetas de la ropa que se compra (ayer sumó la de su vestido de Morgan) y convive con cuadros de Beltrán Salgado, De Felipe (el pintor de cabecera de Camps), cuernos de animales africanos y alfombras que parecen proceder del mismo sitio.

María Berbel Fernández, de 10 años, en sexto de Primaria, quiere ser como Pe. Es su actriz favorita. Testaruda, seria, constante y segura, dicen sus abuelas, no ha heredado el gusto por el trabajo de sus padres, visitadores médicos. La fallera mayor infantil de Nou Campanar, si no consigue ser actriz, intentará diseñar moda o ser maestra. "Algo que me guste, seguro". María fue fallera en Paterna, y desde hace cinco años se sumaron al casal del constructor Juan Armiñana, alejado ya de los monumentales ninots. María echó de menos a su hermano, de 13 años, que está de viaje de intercambio en Aviñón.