Formentera en el recuerdo
Allí conocí a Karen. Era una chica preciosa. Sus amigos daban una fiesta en Ibiza y por supuesto fuimos. Supongo que bebimos demasiado vino y terminamos un poco locos. Corrimos hacia el embarcadero, pero perdimos el último barquito que podía devolvernos a Formentera. Éramos jóvenes y no teníamos un duro. Ni pensar en alojarnos en un hotel. Estábamos tirados en la calle y en ningún café se veía una luz que delatara un lugar donde refugiarse. La ciudad estaba dormida. Volvimos al muelle justo antes del amanecer. Ella se quedó dormida con su cabeza apoyada en mi hombro. Entonces ocurrió. En un momento mágico. Vino a mi mente mi hogar en Carolina del Norte (Estados Unidos) donde hacía más de un año que no volvía. Ella seguía dormida y justo cuando el sol asomó en el horizonte aparecieron las palabras. Saqué un sobre que tenía en un bolsillo y en la parte de atrás escribí: 'In my mind I'm goin' to Carolina (Mi pensamiento viaja a Carolina)'. Más tarde continué: 'Karen es un sol de plata / Puedes seguirla y verla relucir / Admirar cómo contempla el amanecer / Una lágrima de plata aparece. Estoy llorando / Pues ahora mi pensamiento no puede viajar hasta Carolina".
Han pasado exactamente cuarenta años desde que esta historia de amor ocurrió. Su protagonista, James Taylor (Boston, 1948), es uno de los músicos estadounidenses más influyentes de los últimos cincuenta años y esa canción -de la que es culpable el amanecer de Ibiza- fue su primer gran éxito, su primer sencillo grabado para la discográfica de Los Beatles, los cuatro magníficos que le ofrecieron a Taylor su primera gran oportunidad. Un momento de lucidez que Taylor tituló Carolina in my mind.
"Nunca jamás he vuelto a esas islas. He leído y me cuentan que ahora Formentera está amenazada por hoteles y construcciones turísticas. Pero entonces era un paraíso poblado por gente joven con ganas de vivir sin que importara el mañana". No lo dice, pero el tono de su voz delata que probablemente no quiera volver. Aquel momento fue de una energía e intensidad tal que para él el escenario actual sería decepcionante. Y, ¿para qué destrozar esos versos? "Todavía habito en la cara oculta de la luna / Y parece que seguiré así para siempre". Así es James Taylor, así lo cuenta en sus canciones, en estas líneas también escritas en Formentera.
Vértigo y rapidez
Cuando habla, sus cuerdas vocales no están tensadas para fabricar esa voz de tenor melódico alabada por la crítica mundial. Más bien suena en cierto modo ronco. Ese es su universo. Si a alguien le viene como anillo al dedo el título de esta sección Trotamundos es a este músico y poeta. Uno de los contenidos recurrentes en su poesía son los viajes. Pero viajes por obligación. Giras interminables, una sensación de no pertenecer a ningún lugar, la certeza de vivir el abandono de las personas a las que se quiere, hoteles impersonales, vértigo y demasiada rapidez. "La soledad, demasiada soledad, esa es la cara oculta de la luna de la canción, un lugar al que también he viajado", explica el músico.
Una factura que es casi impuesta para una estrella de la canción. James Taylor ha vendido más de 40 millones de copias de sus discos en toda su carrera y, por supuesto, ha dado más de una vuelta al mundo con la guitarra a cuestas. Pero también es la herencia "agridulce" de un hombre tan sensible que estuvo peligrosamente enamorado de la heroína durante más de 20 años, pero de la que logró divorciarse.
"Sí, no he regresado a Baleares, pero he estado más veces en España. Dos en Madrid por conciertos y una temporada en Barcelona, donde conocí a gente realmente rara y amable. De hecho, fue maravilloso conocer Barcelona yendo de paquete en una motocicleta. Ese viaje lo recuerdo con mucho cariño. Estuve justo antes de las Olimpiadas en la ciudad y me resultó muy viva. Estaba todo como en construcción, había electricidad en el ambiente".
Río, por dentro
Ha tenido una vida intensa, tal vez demasiado intensa y reconoce que aún así le gustaría muchísimo visitar Galicia, Granada y Sevilla. Pero, ¿cuál es su lugar favorito en el mundo de todos esos que conoce? "Por supuesto, mi casa es mi lugar favorito de todo el planeta. Siempre. Hay dos formas de responder a esta pregunta. Con los lugares que forman parte de tus sentimientos, de tus recuerdos; y con los lugares físicos y rutinarios en los que habitas. Por supuesto Formentera en 1968 es uno de los rincones de mi corazón; que nadie me pregunte por qué, pero otro lugar es Copenhague; estuve con 17 años y nunca jamás se ha ido del recuerdo. Por supuesto, Río de Janeiro en 1985. Brasil cambió mi vida desde que estuve allí. Entonces escribí mi canción Only a dream in Rio (Sólo un sueño en Río). Es un país sonoro. Música. Allí di uno de mis mejores conciertos. Fue salvaje. Y, por supuesto, no puedo olvidarme de Londres en 1968. El viaje que me ha hecho la persona que soy. La grabación de mi primer disco en el estudio donde Los Beatles estaban grabando también su disco blanco. Curiosamente, fue la puerta de entrada de mi carrera. Londres es un lugar en el que estallan los recuerdos siempre que regreso". En todos estos países y ciudades se han quedado los recuerdos de este cantautor de casi dos metros, autor de Something in the way she moves. Esos rincones están en sus discos y sus cuadernos de poesía.
"Otra cosa diferente desprende tu hábitat. Ahí está tu vida y el tiempo. No puedo concebir mi vida sin Martha's Vineyard (Massachussets), donde he pasado la mayoría de los veranos y he vivido parte de los momentos más importantes para mí. Y, por supuesto, Lenox (Massachussets)". Allí Taylor convirtió un antiguo granero en el lugar donde ha creado su último disco, James Taylor, Covers. Una colección de clásicos de los 50 y los 60 interpretados con su banda y registrados en 10 días. "Ese es el problema. La música es mi vida. Mi lugar en el mundo".
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