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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Haydn y la crisis

Si hay un músico clásico para tiempos de crisis, éste es Joseph Haydn. Conocía la dureza del mercado desde sus inicios como músico profesional y supo adaptar como nadie su producto a los vaivenes económicos. A él se debe, además, el primer manifiesto músico-sindical conocido, la Sinfonía de los adioses, compuesta para apoyar las reivindicaciones de los músicos frente al abuso del príncipe Esterhazy, quien les tenía vetado ausentarse para visitar a sus familias mientras él se hallara en palacio. Haydn escribió una partitura solidaria cuyo último movimiento se extingue conforme los intérpretes abandonan los atriles en señal de protesta.

De Haydn se escuchó en el Palau la Sinfonía número 1, compuesta en 1761 para la capilla de música del conde Von Morzin, la cual quebró poco tiempo después, y otra sinfonía de época adulta (1784), la número 82, conocida por El oso, una de las seis escritas para la Loge Olympique de París, cuando ya Haydn exportaba sin problemas y obtenía por ello reconocimiento y beneficios. La interpretación corrió a cargo de la Orquesta Salzburg Solisten, una formación sinfónica para época de crisis, pues reúne un máximo de una docena de músicos, a cuerda por barba, y en eso se descubre también la visión economicista del compositor, que escribía sus partituras de forma que pudieran interpretarse con más o menos personal, según el presupuesto disponible en cada circunstancia. Los solistas ofrecieron unas lecturas llenas de brío, nada académicas, aunque uno, sinceramente, hubiera preferido la expanded version de una orquesta de mayores dimensiones.

Orquesta Salzburg Solisten

Eulàlia Solé, piano. Obras de Haydn y Mozart. Temporada de Euroconcert. Barcelona, Palau de la Música, 14 de octubre.

El núcleo duro del concierto estuvo al final de la primera parte, en el Concierto para piano, K.595, concluido por Mozart poco antes de morir, en 1791. Eulàlia Solé ofreció al piano una versión contenida y muy emotiva, especialmente en el monumental larghetto. Como es su costumbre, tocó descalza, cosa que añadió un aire de humildad franciscana a la reducida plantilla orquestal. El concierto, al que asistió el presidente Montilla, abrió la temporada de Euroconcert y además conmemoró el 60º aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos.

La contención de medios jugó, sin embargo, una mala pasada en la pieza fuera de programa que ofrecieron los austriacos, la Trisch-trasch polka de Johann Strauss hijo. El percusionista tuvo que desdoblarse para atender hasta a tres instrumentos diferentes: el triángulo, la caja y las timbalas. Es lo que tienen las orquestas sobre las que pesa un expediente de regulación de empleo. ¿Qué habría hecho Haydn ante un caso de explotación tan palmaria y, de paso, tan contraria a los derechos humanos?

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