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Columna
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Por el cambio

Felipe González basó su triunfal campaña en la necesidad del cambio y Barak Obama también esgrime esta promesa como compromiso de avance y progreso. Pero cuando las derechas en general, y el PP en particular, montan caravanas "por el cambio" contra Zapatero o las autonomías socialistas, algo huele a cangrejo, a "recambio" en su plena acepción reaccionaria de vuelta atrás. Y si no, vean como nos va por aquí.

Han pasado ya casi diez años desde que un puñado de valencianos (y con el tiempo, algunas valencianas) decidía unirse "por el cambio". Como hace poco ha escrito su actual presidente Josep Lluís Barona, aquellos problemas no se han resuelto y la situación es considerablemente más grave. Y eso que en la tradicional sobremesa del 8 de octubre aún no conocíamos los resultados de la encuesta que ayer publicaba este diario, según la cual el 55% apoya al PP y casi todo el Consell aprueba el examen pese (¿o por?) la ignorancia general de la población.

Joan Sifre pidió que no seamos tan "utilitaristas", que no hablemos tanto de resultados electorales, y entonces la tertulia hizo amago de virar hacia los "intangibles", las actitudes ciudadanas, la creación de opiniones, la necesidad de tramar un tejido social y de propiciar puntos de encuentro y debate, la urgencia para encontrar mínimos comunes múltiplos y no máximos comunes divisores...

Pero en la memoria reciente permanecen cainismos internos y el fracaso del Compromís, por el que Valencians tanto apostó. De modo que la política valenciana no será sólo cuestión de votos, pero todo el mundo es consciente de que a este paso nos arriesgamos a unas Cortes bipartidistas... y ya lo que faltaba para el duro.

No estuvo mal que "desde la izquierda del PSOE" se pidieran disculpas por "no haberlo sabido hacer mejor" y que se reconociera alguna responsabilidad en el desaliento general. Y cómo no, tres cuestiones más se convirtieron en claves para el análisis y la prospección: ¿será Educación para la Ciudadanía en inglés el Waterloo de Camps? ¿la crisis económica y su repercusión en las personas influirán en el mapa electoral? ¿alguien ofrecerá una respuesta ecológica solvente sobre cómo aprovechar la crisis para cambiar el modelo de crecimiento?

El papel de la agricultura, la desmovilización social, la inmigración, el trabajo indecente, los medios de comunicación, las personas dependientes, la vuelta al totalitarismo, la reordenación del territorio, la lengua, la apropiación por la derecha de los sentimientos valencianistas, la autocomplacencia oficial... milagrosamente cupieron entre el postre y el café.

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Y al pesimismo de Emèrit Bono "en casi todo" quisieron contraponer su nota optimista los dirigentes Enric Morera y Mònica Oltra.

Conclusión, la de siempre: es necesario seguir hablando y trabajando. Moverse en el terreno de las ideas, entre la concordia y la discrepancia, animaba Joan Francesc Mira. Así, a la espera del Gran Cambio (vuelta de tortilla, que decían nuestros abuelos) nos consolará la doctrina heraclíeta de que todo fluye y nada es igual. O sea, que la cosa está cruda pero, como no dijo Galileo, sin embargo, se mueve.

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