El último límite
El 3 de septiembre de 2007, el millonario estadounidense Steve Fossett subió a un monomotor Citabria Super Decathlon en un rancho de Yerington, Nevada. No llevaba paracaídas, ni muchos pertrechos, sólo una botella de agua. Se dirigía a California. Tenía 63 años y una fortuna que sobrepasa las ocho cifras. El pasado jueves, las autoridades federales de Estados Unidos descubrieron lo que queda de la avioneta a unos 3.200 metros sobre las montañas de Nevada, cerca de los lagos Mammoth. Entre lo que queda del fuselaje encontraron restos humanos. Los suficientes, según los científicos, para establecer por las pruebas de ADN que, efectivamente, corresponden al millonario desaparecido. El pasado febrero, un juez de Illinois ya había aceptado la petición de la esposa de Fossett de declarar a su marido oficialmente muerto. Se había empleado la tecnología más sofisticada para buscarlo y se gastaron más de un millón de dólares procedentes de fondos privados.
La hipótesis que se maneja es que Fossett murió en el acto tras el impacto de la avioneta y que el accidente se produjo por la falta de visibilidad en la zona. Paradojas de la vida: una modesta excursión terminó con la vida de uno de los aventureros más osados, siempre obsesionado por romper todo tipo de récords, hasta 116 en globos, aeroplanos, veleros, planeadores y dirigibles. En 2002 fue el primero en viajar solo en globo alrededor del mundo; en 2005 recorrió su circunferencia en un avión sin repostar; en 2006 sobrevoló en globo los Andes. Escaló los picos más altos (del Matterhorn al Kilimanjaro), cruzó a nado el Canal de la Mancha, participó en las 24 horas de Le Mans...
Una historia de excesos, una loca pasión por romper todos los límites. Y una proyección mediática que convirtió cada reto en un espectáculo. Habrá muchos que se hagan millonarios como asesores financieros y corredores de Bolsa. Pero muy pocos los que tengan la extravagancia de convertir su fortuna en el trampolín desde el que lanzarse a otra agónica batalla de cifras. Las de esos récords que permitían a Fossett seguir yendo siempre un poco más allá.
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