La Volvo llena el puerto pero no los negocios de Alicante

Desde primera hora de la mañana el Village del puerto de Alicante empezó a recibir público: primero más tímidamente y a partir de media mañana de forma más contundente. Los más madrugadores fueron los familiares y amigos de los regatistas, que despidieron a los equipos que zarparon a tomar posiciones para la regata. Y entre los que no se quedaron en tierra estaba el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, que embarcó en el Telefónica Negro. Familias jóvenes con hijos y público procedente de Madrid se dejaban sentir. "Tenemos un barco aquí.", explicaba una pareja madrileña que disfrutaba de la competición con sus hijos. También hay quien centraba su interés en ver la reforma del puerto y el ambiente. Consuelo y Manuela Palacios, dos ancianas de vacaciones, pertenecen a este grupo. "Teníamos mucha ilusión en verlo todo", comentaban.

La efervescencia existente en el Village no se reflejaba igual en los negocios de la ciudad. En el lado de los más satisfechos están los hoteles. "Trabajo no ha dado. Esperábamos más movimiento", comentaban varios taxistas ayer en la plaza del Mar al tiempo que lamentaban no tener parada en el recinto. Y uno de ellos, aseguraba, señalando a las mesas de bares próximos que "las que están ocupadas son las que pueden estar cualquier día del año". Varios restaurantes consultados de los aledaños del puerto coincidieron en señalar que con alguna excepción como mucho tenían "un poquito" más de clientela, principalmente en fin de semana. Tampoco faltaron críticas a la existencia de bares en el recinto del Village. "Los días entre semana apenas se ve incidencia. El fin de semana sí se nota que están trabajando un poquito más en la zona del puerto y la más próxima del centro", resume José Francisco Izquierdo, responsable de la patronal de hostelería de Alicante. El comercio, finalmente, ha notado poco el evento, aunque desde el sector insisten en que "era esperado".