"Siempre admiré a Cañizares"
El portero brasileño Renan da al Valencia la estabilidad que perdió el curso pasado
A Renan Brito le bastaron cuatro días para ganarse a Unai Emery, el técnico del Valencia, que hizo debutar en el primer encuentro de la Liga al portero brasileño, de 23 años, en detrimento del alemán Timo Hildebrand. Acababa de llegar de Pekín, donde disputó los Juegos con la selección de su país, que logró el bronce. Y ahora, un mes después, cuando su equipo, líder de la Liga, defiende hoy en Mestalla su 0-1 de la ida ante el Marítimo en la Copa de la UEFA, reconoce haberse sorprendido "un poco" de que el entrenador le diera paso "tan pronto".
Claro que el camino estaba despejado. El Valencia vivió un calvario en la portería la temporada pasada. Apartado del grupo Cañizares por el técnico de entonces, Ronald Koeman, Hildebrand, salvo actuaciones brillantes en la Copa del Rey, conquistada, patinó en la Liga. El Valencia recibió 62 goles en este torneo, casi el doble que el Madrid (36). Hildebrand, además, falló en la Supercopa de España ante el Madrid (seis goles) y, claro, la llegada de Renan fue como agua de mayo para Emery, que desterró al germano a la tercera plaza, por detrás del joven Guaita.
Renan transmite tranquilidad a sus compañeros, pero no se ha librado de los errores. Se le escurrió un balón frente al Almería y lo remató Piatti en el único encuentro que el Valencia no ha ganado (2-2). Y el domingo, ante el Deportivo, se metió con la mano izquierda un centro de Pablo Álvarez que había tocado Moretti.
Sus inquietudes culturales le han facilitado el aterrizaje. Hablaba español en Brasil con los argentinos del Internacional de Porto Alegre. Mide 1,85 metros, pero parece poco contundente en el área. ¿Teme los balones aéreos? "No. En Brasil, los centros son diferentes. Aquí hay más jugadas de estrategia. Por eso debo conocer el juego mejor para tener más confianza en las salidas", explica.
Preguntado por su relación con Hildebrand, responde: "En mi país los porteros siempre son muy amigos". Aunque dice estar al tanto de los líos entre el alemán y Cañizares, ahora comentarista de radio. "Siempre admiré mucho a Cañizares y Casillas. Me gustaba ver al Valencia. ¡Nunca imaginé jugar aquí!", comenta.
Sin embargo, este jugador de semblante angelical y grandes ojos verdes ha hechizado ya las porterías de Mestalla. Al inicio de cada partido, besa los palos. Y reza. Reza para ahuyentar los males y evitar las lesiones. Y para dar sosiego a un equipo que sufrió la inestabilidad bajo palos en el curso pasado.
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