Sitges vuelve a ponerse fantástico
El festival recupera sin complejos sus esencias: terror, 'gore' y 'bizarrismo'
El festival de Sitges (www.cinemasitges.com), que se inaugura mañana y se clausura el 12 de octubre, vuelve a sus esencias tras algunas ediciones en las que el género fantástico no tenía todo el protagonismo y su reino se veía invadido por películas poco relacionadas con el terror psicológico, el gore, los monstruos y otras distorsiones de la realidad. Por el contrario, en esta entrega no se alejará demasiado de las fronteras del género, aunque en su cartel quepan todavía cintas como el western coreano The Good, the bad, the weird, en el que Kim Jee-woon, evidentemente, homenajea a Sergio Leone.
Incluso es posible que en próximas ediciones el nombre de la cita recupere el término fantástico, cumpliéndose así una de las reivindicaciones de sus fieles, a los que no les gusta el actual: Sitges-Festival Internacional de Cinema de Catalunya. Así, Antoni Lladó, director del Instituto Catalán de las Industrias Culturales, no descartó ayer en la presentación del programa definitivo que se trate de ese añadido en el plan estratégico que se elaborará con el sector cinematográfico para reorientar el festival con vistas a ganar difusión en el mercado.
En cualquier caso, el género fantástico está más de moda que nunca, como recordó el director del encuentro, Ángel Sala, que puso como ejemplo de esta tendencia el éxito del nuevo Batman, idóneo para un tiempo de penurias en el que la gente necesita héroes. Si bien sigue siendo una propuesta ecléctica (algunos filmes caen en la categoría de thrillers, artes marciales y similares), la mayoría de las películas tienen algún elemento propio del imaginario freak, sea por su violencia extrema, por la reivindicación de lo bizarro o por llevar la firma de algún famoso singular, como sucede con Rocknrolla, un filme sobre la mafia rusa, de Guy Ritchie, el marido de Madonna, o la mezcla de porno y zombis ideada por el iconoclasta Bruce LaBruce en Otto; or up with dead people. Los organizadores anuncian que en esta edición se verá el filme más extremo de todos los exhibidos en su historia: la esperadísima Martyrs, de Pascal Laugier, que arranca con la historia de una joven secuestrada durante meses en un misérrimo zulo. Sólo apta para estómagos fuertes.
Pasar miedo y estrellas
Entre Mirrors, la nueva película de Alexandre Aja (Alta tensión), que abre el festival, y City of ember, entrega de aventuras de Gil Kenan que lo clausura, el espectador de Sitges tendrá muchas oportunidades para sentir escalofríos, como le sucederá con Reality killers, tan bestia que sus autores no se atreven a firmarla y se presenta como anónima. Pero también gracias al cine asiático, que empieza a dejar atrás sus clónicas historias de fantasmas. Así, en la sección oficial, en cuyo jurado destaca la presencia del guionista Charlie Kauffman, compite entre otras Crows zero, de Takashi Miike, un referente del certamen que adapta ahora un manga de Hiroshi Takahashi sobre un instituto lleno de estudiantes violentos.
Entre sus rivales, Michel Houellebecq con su debut cinematográfico: La possibilité d'une île. Esta obra de ciencia-ficción calza bien en una edición que celebra el 40º aniversario de 2001: una odisea del espacio. Además de proyectarla, se ha dado el gran premio Sitges 2008 al desaparecido Stanley Kubrick, galardón que recogerá su viuda, Christiane. Será la primera de una lista de invitados que incluye, entre otros, a Woody Harrelson, Eduardo Noriega, Elsa Pataki, Abel Ferrara, Paul Naschy y George Romero, padre de la movida zombi. Mala suerte: John Carpenter, también premiado, se queda en casa.
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