"Como en los viejos tiempos"
Alonso recibe la felicitación de los mecánicos de Ferrari y BMW a su paso hacia la celebración de Renault
No lloró, pero sus ojos se nublaron. Fernando Alonso había chillado dando las gracias a su equipo a través de la radio y después recuperó la costumbre de hacer pajaritos con las manos en la vuelta de celebración de su triunfo en la primera carrera nocturna de la historia de la F-1. Cuando subió al podio, recibió la felicitación de Nico Rosberg, segundo, y de Lewis Hamilton, tercero, antes de abrazarse a su jefe, Flavio Briatore. Y apenas brincó. "Estaba exhausto. Veía a las personas, pero era incapaz de reconocerlas", confesó; "la bolsa de agua se encasquilló en la segunda vuelta y, con la tremenda humedad, sufrí bastante".
Sin embargo, aguantó. Y su victoria obtuvo el reconocimiento de todos. Dio la sensación de que el paddock estaba esperando que Alonso volviera a ganar, que pudiera demostrar de una vez por todas de lo que es capaz. La gente parecía ya cansada de verle padecer en cada carrera y de presenciar cómo un bicampeón mundial se debatía entre la multitud por culpa de las escasas prestaciones de su monoplaza. Tal vez por eso, el camino de Alonso hasta el taller de Renault estuvo jalonado de felicitaciones.
"¡Vaya suerte que he tenido!", me dije. Este triunfo me compensa de todo lo malo"
"¡Buen trabajo, Fernando!", gritó un mecánico de Ferrari a su paso por el taller de los de Maranello. "¡Excelente, Fernando!", agregó otro. "¡Felicidades!", le lanzó un tercero. Se abrazó al cuarto. Recibía los elogios de todos los mecánicos e ingenieros que estaban aún empaquetando los coches. Y lo mismo ocurrió cuando atravesó el box de BMW. "¡Qué gran carrera!", pudo escucharse entre la gente de Sauber. Y luego, cuando llegó al suyo, todo su equipo le esperaba dispuesto para la foto. Los mecánicos le alzaron en hombros y le vitorearon. Flavio Briatore se sentó en el suelo, a su lado, y chilló con el brazo levantado, al igual que los demás, para celebrar la victoria.
Fue una fiesta sencilla. No hubo camisetas naranjas como ocurre en McLaren ni nada especial. Pero era evidente que aquello era algo que se estaba realizando con mucho sentimiento. Casi daba la sensación de que se estaba celebrando un título.
"Ganar una carrera siempre es muy difícil", dijo Alonso; "no sé si será un punto de inflexión, pero para la moral del equipo y para la mía es un gran paso adelante. Siempre he tenido confianza en mí mismo y sabía que ganaría tarde o temprano. No creía que fuera tan pronto. Pero para los mecánicos, que trabajan hasta las tantas de la madrugada, ha sido un gran regalo. Además, hemos estrenado un alerón delantero. Es una gran recompensa".
La ilusión era más que justificada porque Alonso acababa de ganar una carrera con un coche evidentemente inferior al de casi todos sus perseguidores. "Hemos vencido como en los viejos tiempos", apuntó Alonso; "hoy podíamos destacarnos de nuestros rivales, daba lo mismo que fueran un McLaren, un Ferrari o un Williams. Era como cuando el Numancia supera al Barça o al Madrid. Tuve mucha suerte con la aparición del primer safety car. Me permitió pasar del último puesto a los primeros. Y, cuando me vi líder, me dije: '¡Vaya suerte que he tenido! Si no hay otra incidencia y no le pasa nada al coche, tengo la carrera en la mano'. Porque adelantar en este circuito es casi imposible".
El trazado, sinuoso, bacheado, con curvas cerradas, lento en general, ayudó. Pero la calidad de la conducción de Alonso fue determinante en una pista en la que los pilotos pueden ganar o perder muchas décimas. Sin embargo, nada de todo eso habría sido posible sin incidencias. "Toda la suerte que no tuve el sábado se me apareció ayer. En la última vuelta crucé los dedos esperando que no le ocurriera nada al coche. Pero la victoria no me saca ninguna espina. Es más el resumen de este año: la impotencia en carreras como la de Canadá o la de Mónaco, donde pude subir al podio y todo salió mal; la de Barcelona, donde se rompió el motor, o la de Valencia, donde apenas pude empezar. Este triunfo me compensa de todo lo malo que me ha pasado".
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