Ferraz toma cartas en el PSPV
La dirección del PSOE intenta conseguir una candidatura de consenso
El undécimo congreso de los socialistas valencianos, que hoy comienza, cierra un paréntesis de once meses que se abrió con la dimisión de Joan Ignasi Pla en octubre de 2007 por recibir un supuesto trato de favor por parte de una empresa constructora. Desde entonces una gestora, presidida por Joan Lerma, se ha hecho cargo de los destinos de un partido que acumula crisis tras crisis desde que perdiera el poder autonómico en 1995.
Todos los aspirantes pasaron por los despachos de Pajín y de Blanco
La plataforma que se hizo para apoyar a Pajín ha sido decisiva para Alarte
El primero en iniciar el largo proceso precongresual fue Jorge Alarte, alcalde de Alaquàs, quien apoyado por las grandes comarcas de Valencia fue el primero en postularse para el cargo de secretario general. "Sólo puedo decir que hay suficiente agua en la piscina", dijo en su momento.
Después llegó Joaquim Puig, alcalde de Morella y diputado autonómico, avalado por quienes se identifican con el ex presidente de la Generalitat y dirigentes situados en la órbita de Pla. Y, como no hay dos sin tres, el director de la Fundación Jaime Vera, Francesc Romeu, anunció su candidatura y planteó una campaña similar a la que llevó a Zapatero hasta la secretaría general, consiguiendo más apoyos de los que se le suponían por su condición de outsider. Y de tres se pasó a cinco con las incorporaciones del concejal de Valencia José Luis Ábalos y de la diputada autonómica Ana Noguera. Ambos se han retirado de la carrera por falta de apoyos.
Mucho antes de que se produjera semejante proliferación de aspirantes, un sector del partido llevaba tiempo trabajando en favor de la candidatura de Leire Pajín a la secretaría general del PSPV. Opción que desapareció cuando ésta fue elegida secretaria de Organización federal del PSOE. Este sector, que luego se constituyó como la plataforma Socialismo y Ciudadanía, se conformó en torno a ex dirigentes como Miguel Soler, Enrique Villarreal, Nuria Espí o el ex secretario de Organización del PSOE Ciprià Ciscar, apartado durante la etapa de Pla. Al proyecto se sumaron el alcalde de Elche, Alejandro Soler, y José María Pajín, padre de la secretaria de Organización del PSOE.
La plataforma, al quedarse sin candidata, tuvo que adaptarse a las nuevas circunstancias y en un manifiesto público apostó por consensuar un proyecto político y un equipo renovado para, finalmente, buscar un candidato propio. Desde el principio, sus integrantes aseguraron que contaban con el apoyo del 80% del partido en Alicante, entre el 30% y el 40% de Valencia y prácticamente el 50% de Castellón.
Con esos porcentajes, la plataforma apostó por Alejandro Soler, alcalde de Elche, la ciudad más importante con gobierno socialista. Fuentes del PSPV aseguran que la propia Leire Pajín y algún miembro más de la ejecutiva federal presionaron a Soler para que aceptara, pero no consiguieron su objetivo. El alcalde de Elche dio el no definitivo a primeros de este mes. Sin candidato propio, la plataforma comenzó a decantarse mayoritariamente a favor del alcalde de Alaquàs; una minoría, sin embargo, decidió arriesgarse con Francesc Romeu.
Alarte, que desde el principio había buscado la complicidad de Leire Pajín para consolidar su posición, consiguió su objetivo en buena medida gracias a la plataforma Socialismo y Ciudadanía, alguno de cuyos miembros, entre ellos el alcalde de Elche, cansados de la imposibilidad de lograr un candidato de consenso dentro de la plataforma y agotados por los constantes aplazamientos de un pronunciamiento que nunca acababa de producirse, se descolgaron y apoyaron a título individual a Alarte.
Ferraz no ha tenido un papel fácil en esta historia. Con José Blanco al frente de Organización, la dirección optó por guardar silencio; primero por temor a equivocarse y segundo porque ninguno de los tres aspirantes entonces conocidos -Alarte, Puig y Romeu- entusiasmaban, aunque Blanco no ocultaba sus simpatías por el alcalde de Morella.
Para Leire Pajín el proceso ha sido más comprometido, dada su doble condición de referente territorial del PSPV y secretaria federal de Organización. "No puede ser juez y parte en este proceso", dicen quienes critican su actuación durante este proceso. "Aquí, más que en ningún sitio, está obligada a hacerlo bien o su estreno en el cargo puede ser envenenado", argumentan otros.
De momento, sus esfuerzos por llegar al congreso con una candidatura única y de consenso, no han dado sus frutos. Al cierre de esta edición, el acuerdo entre los partidarios de Alarte y Puig no se había producido. Los delegados socialistas están convencidos de que la dirección federal del PSOE intervendrá para evitar que el congreso se convierta en el escenario de una batalla. Alarte parte como favorito, pero si al final sale adelante la candidatura de Joaquim Puig, "la dirección federal tendrá que aceptarlo", dicen.
Pese a la discreción con que han querido actuar la dirección del PSOE, José Blanco y Leire Pajín, han jugado un papel en todo el proceso. Ni uno solo de los aspirantes al cargo dejó de pasar por Ferraz para reunirse con uno de ellos o con ambos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.