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Reportaje:

Guitarras en busca de museo

Un artesano madrileño quiere legar íntegra su colección de 160 piezas, alguna con casi 400 años, para que sean exhibidas en Madrid

Más de 160 guitarras barrocas, románticas, clásicas y españolas, atesoradas durante cinco décadas por un guitarrero madrileño en una colección impar, buscan desde hace años un museo donde poder mostrar su excelencia. Su dueño, Marcelino López Nieto, de 77 años, padre de seis hijos, guitarrista alumno de Daniel Fortea y constructor de guitarras de concierto desde su mocedad, quiere legar íntegra su colección a una institución pública española que se comprometa a exhibirlas. "Estaría dispuesto a donarla gratis si fuera mostrada, por ejemplo, en el salón Goya del Teatro Real: es lo mínimo que cabe pedir en la capital de España, considerada patria de la guitarra", dice en su taller.

La más antigua perteneció al valido de Carlos II, Juan José de Austria

Contrariamente a lo que podría suponerse, Madrid carece de un museo dedicado al instrumento musical más excelso del universo español. El Museo Municipal exhibió en su sede de Fuencarral una muestra de guitarras en 1992 y la Comunidad de Madrid, por su parte, ha mantenido los últimos cuatro años una exposición itinerante por la región; pero no existe una muestra estable específica de ese prodigio musical de madera y cuerda que llegó a su culmen rasgado por los dedos de Narciso Yepes y Andrés Segovia, una de cuyas guitarras, de la firma Hauser, se exhibe en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; hecha en Múnich en 1962, fue donada por la viuda del maestro.

"Por cierto, Andrés Segovia interpretó en varias ocasiones con guitarras mías", asegura ufano Marcelino López Nieto, cuya primera obra le fue adquirida por 1.500 pesetas en 1951 por la Unión Musical de la Carrera de San Jerónimo. "Recuerdo que me dijeron: si traes muchas como ésta, te las compraremos todas", relata con una sonrisa. Durante 23 años, construyó para esa casa. Su secreto artesano es el empleo de goma-laca: "Al ser la resina de un árbol de la India, también llamada barniz francés, se funde con la tapa de pino de la guitarra y no roba sonido", explica. Con su clavijero, clavijas, cuerdas, mástil, trastes, boca o roseta, aros, caja, tapa, fondo y tacón, quien hace 150 años otorgó a la guitarra la forma que hoy conocemos fue un almeriense, Antonio Torres, a quien López Nieto admira. "Cuando yo era joven, podía construir hasta 12 instrumentos al año, pero ahora, ya mayor, me limito a la mitad; me ayuda mi hijo Rubén", precisa. También se introdujo en Japón, "donde la demanda de guitarras españolas es asombrosa", cuenta. "Muy pocos saben que en el parque Ibaragi, de Tokio, existe un Palacio de la Guitarra". Algo así es lo que López Nieto desearía para Madrid. Allí se exponen 50 obras suyas, así como violines, arpas, laúdes... "Pero no deseo que mi colección salga de aquí". Entre sus tesoros figura una guitarra construida en torno al año de 1660 para Juan José de Austria, valido y hermano bastardo de Carlos II, gran amante de la música. "Es barroca, en palosanto de Brasil, con caoba de Cuba y cinco órdenes, es decir, cinco cuerdas dobles: exhibe dos águilas bicéfalas, emblema de la Casa de Austria, incrustadas sobre su diapasón", matiza. La obtuvo en una subasta. No le gusta hablar de precios. Prefiere conversar sobre su colección: se conmueve al describir la roseta de nácar de China de una de sus joyas o las celosías escalonadas de una de sus recreaciones, entre ellas un arpa hispana recreada para un monasterio de Ávila. Se muestra fascinado por las piezas italianas, muchas del siglo XVIII.

"Tienen la caja en forma de madeja", explica. "El perfil de las francesas se asemeja más a un ocho". Las suyas datan del siglo XIX. De ese siglo procede la mayor parte de las obras que él colecciona. Por una de ellas, de 1820, que perteneció al marqués de Llano, "embaxador en París", según reza una cartela interior, siente López Nieto especial afecto. "Mire: ya tengo 77 años y no quisiera que mi colección se troceara o saliera de aquí; deseo que permanezca íntegra en España, antes de que esa posibilidad se plantee", dice mientras acaricia con mimo su luciente silueta.

Marcelino López Nieto muestra una de las joyas de su colección, con incrustaciones de nácar, que data de 1820.
Marcelino López Nieto muestra una de las joyas de su colección, con incrustaciones de nácar, que data de 1820.U. M.
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Luthiers como Marcelino quedan pocos. Busca las guitarras por medio mundo, las restaura, las reproduce y les rinde culto y homenaje.60 años de profesión han dado para mucho, para fabricar 965 guitarras y para coleccionar otras tantas. Ha recorrido subastas y anticuarios para hacerse con joyas como una guitarra del taller de Juan Stouffer en Viena, el taller que le hizo cuatro guitarras a Franz Shubert.Pero ahora, Marcelino busca un museo para mostrar y conservar las 160 piezas de su legado.La guitarra española busca en su tierra el espacio que sí le han dado en Japón, destino de la última obra de Marcelino.Vídeo: AGENCIA ATLAS

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