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Columna
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La cabeza de Monteseirín

Hay antecedentes. Cádiz y Málaga. Dos capitales andaluzas gobernadas durante 16 años por los socialistas. Desde las primeras elecciones democráticas, hasta las de 1995. Ese año, perdieron el poder por la profunda división y las luchas internas en el PSOE. Desde entonces, están en la oposición. En ambas gobierna con mayoría absoluta la derecha.

En Cádiz, la ruptura del grupo municipal del alcalde Carlos Díaz Medina y su sustitución por Fermín Moral Cabeza produjo una estrepitosa derrota de los socialistas. La popular Teófila Martínez se hizo con la alcaldía y allí sigue, como una reina.

En Málaga, las tensas relaciones del alcalde Pedro Aparicio con el aparato regional del PSOE provocaron su relevo. Su sustituto, Eduardo Martín Toval, cosechó una monumental derrota: el PSOE pasó de tener el 50% de los votos al 21%. Peor aún: fue relegado al tercer puesto, por detrás de Izquierda Unida. La derecha se apoderó de Málaga, hasta hoy.

En los últimos meses, el alcalde socialista de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, está sufriendo un inexplicable acoso por parte de sus compañeros de partido. Al frente de esa operación se encuentra José Antonio Viera, secretario general del PSOE provincial. Objetivo, sacar a Monteseirín de la alcaldía.

Monteseirín es un regidor peculiar. Llegó a la alcaldía en 1999 después de unas duras elecciones primarias en las que derrotó a un peso pesado del socialismo andaluz: José Rodríguez de la Borbolla, ex presidente de la Junta de Andalucía y ex secretario general del partido en Andalucía. Desde ese año, gobierna en la ciudad. Con el apoyo del Partido Andalucista en su primer mandato y desde 2003 con Izquierda Unida. Ese cambio de socio de gobierno es, para muchos, una de las claves de los problemas internos que sufre en estos momentos.

El anuncio de Monteseirín, durante la campaña de 2003, de convertir los suelos de Tablada en parque público, arrebatando a la derecha económica de la ciudad uno de los suelos más apetecibles para la especulación inmobiliaria, fue un ejercicio de valentía. La rancia aristocracia sevillana, política y económica, que había mangoneado en la ciudad en las últimas décadas y que pensaba dar el pelotazo del siglo urbanizando los terrenos de Tablada, no perdonó y no le ha perdonado aún a Monteseirín aquella promesa electoral.

El pasado mes de julio, una información del diario Abc de Sevilla arrojaba alguna luz sobre este turbio asunto. Recordaba el informador que Tablada fue el tema estrella en la campaña de 2003 con un mensaje muy directo: "La derecha no quiere que Sevilla tenga un gran parque, porque prefiere la especulación urbanística". Cuatro años más tarde, se recuperó el discurso Tablada, pero con "matizaciones muy elocuentes". El programa electoral del PSOE incluía el término "otros usos económicos" en el futuro parque de Tablada. "El principal impulsor de ese giro ideológico fue precisamente el secretario provincial de los socialistas sevillanos, José Antonio Viera", según la información de Abc. Otras fuentes conocedoras del tema coinciden en ese extremo.

El socio de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, puso el grito en el cielo. Amenazó con no repetir la coalición de gobierno. Viera perdió ese pulso y salió del Ayuntamiento sevillano, donde había logrado colarse como numero dos de la lista y en donde aspiraba a ser un alcalde bis.

La venganza, y no precisamente fría, parece que llega ahora. Convendría en este punto recordar lo que Aquiles le dijera a Eneas: "No advierte el mal el insensato hasta que lo ha sufrido" (La Ilíada).

¿Quieren los socialistas sumar Sevilla a la lista de Cádiz y Málaga? ¿Cualquier cosa con tal de que no gobierne una coalición de izquierdas? Adelante. No vean cómo se frotan las manos los populares de Arenas.

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