Tenis
Ya han visto cómo las gasta Televisión Española. Es la única que mantiene una red de corresponsales digna de ese nombre, y cuando se habla de "servicio público" esgrime sus espacios informativos. Son una de sus señas de identidad, se supone. En los tiempos que corren, sin embargo, la identidad y los principios cotizan a la baja: si hay tenis, no hay telediario. Trasladar temporalmente el partido de Rafael Nadal a La 2 y emitir un informativo, aunque fuera simbólico, no habría quedado moderno. Si, como estableció el estadista Álvarez-Cascos, el fútbol es de "interés general", ¿no lo va a ser el tenis? Pues adelante con la raqueta. Y el que quiera saber qué pasa en el mundo que se vaya a la radio, o a Internet, o a cualquier otra tele. O que espere al final del partido.
Lo de Televisión Española sale caro para el contribuyente, pero no es insólito. Ni especialmente grave. El mundo de la comunicación es así, voluble. Quien antes aplaudía las hazañas criminales de los GAL ahora los agita como un espantajo. Quien pedía dejar tranquilos a los muertos de la guerra civil ahora pide que se abran tumbas. No pasa nada. Sigo pensando que la televisión pública tiene ventajas. Entre otras, una: de vez en cuando, cambian los jefes.
Y no me hablen de derroches. Con un poco de suerte, en los próximos meses veremos maravillas. Los empresarios y las fuerzas vivas de la economía española ya han empezado a pedirle al Gobierno un poco de socialismo, un "paréntesis" en el libre mercado. ¿Una pausa para lamerse las heridas? ¿Una rendición? No se engañen.
A pocos les parecería extraño que José Luis Rodríguez Zapatero acabara impulsando un gran plan de rescate, o saneamiento, o relanzamiento: elijan el nombre que prefieran. En teoría, eso (que ya está haciendo Bush) es keynesiano y progresista. En la práctica, conviene fijarse en la letra pequeña. Para realizar esos planes, el Estado tendría que emitir deuda. Y bastaría con que los títulos fueran al portador, anónimos, para que el Estado patrocinara la enésima operación de blanqueo de dinero negro.
¿Les parece improbable? Eso es que ven demasiado tenis.
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