Paralímpicos
Han terminado los Juegos Paralímpicos. No puede decirse que hayan gozado de una exhaustiva cobertura mediática. Para mucha gente, ni siquiera han existido. Y es una lástima. Dejemos de lado el asunto de la dignidad y el mérito de esos atletas, porque suele esconder un paternalismo deprimente. Ver nadar a una parapléjica como María Teresa Perales, medalla de oro en los 100 metros libres, constituye en sí mismo un espectáculo emocionante, sobrecogedor. La cuestión es: ¿por qué no nos interesa?
La indiferencia hacia los Paralímpicos permite, al menos, desmontar algunas de las gansadas con que suelen disfrazarse los otros Juegos, los Olímpicos. Me refiero al discurso del espíritu de superación, de la nobleza competitiva, de la convivencia internacional y demás pamemas: en todo eso, ganan de largo los Paralímpicos. ¿El puro espectáculo? Insisto: entre ver a los nadadores parapléjicos, o ciegos, y ver las pruebas olímpicas de ciclismo madison (con todos mis respetos al popularísimo ciclismo madison), no hay color.
Probablemente nos gusta contemplar monstruos. Ésa es una explicación posible. Hablo de monstruos en un sentido literal ("persona o cosa extraordinaria en cualquier línea"), tipos como Phelps, Bolt o Nadal, capaces de nadar, correr o manejar una raqueta mejor que nadie en el mundo. También nos guiamos por la promoción: a más anuncios, más atención.
¿Otra explicación? Acabamos sabiendo vida y milagros de los grandes atletas olímpicos, porque los medios nos lo cuentan todo sobre ellos, y eso genera interés. Estoy seguro de que la biografía del peor nadador paralímpico ofrece un material apasionante. Por desgracia, nos hemos quedado sin conocer esa historia.
Otra cosa. El lunes, en esta columna, se habló sobre el huracán Ike y su evolución a lo largo del telediario de TVE: fenómeno trágico en los titulares, se convertía en simpática molestia al llegar a los deportes. Y citábamos una frase que el enviado especial al circuito de Indianápolis no pronunció. Quien bromeó con la posibilidad de que Ike "aguara la fiesta" del motociclismo no fue el enviado, sino la presentadora. Que conste, a petición del enviado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.