"Yo corría mucho, ni siquiera sabía lo que era jugar al fútbol"

Gabriel Heinze (Argentina, 30 años), regresa hoy a la defensa del Madrid para inaugurar la temporada de Liga de Campeones en el Bernabéu, contra el BATE. El marcador es un producto genuino de Crespo (Entre Ríos). Desciende de alemanes, como la mayoría de sus paisanos, es frontal, conversador, comprometido con los valores sociales y amante de los caballos.

Pregunta. ¿Por qué reciben tantos goles a balón parado? ¿Los afectó la baja de Cannavaro?

Respuesta. Eso no tiene ningún sentido porque Cannavaro no hace una defensa. Ni Pepe, ni yo, ni nadie. Una defensa está compuesta por once jugadores. ¡Todos! Si no, ¿qué hacemos? ¿El día que no está Cannavaro no jugamos más al fútbol? Se ha generado una alarma sin fundamento. Un invento de la prensa. Nuestro deber consiste en poner un poco más de atención y corregir errores. Las jugadas a balón parado se defienden con concentración. No hay que volverse locos porque no hay más.

"En mi pueblo todavía hay gente que hace todo a caballo. Ojalá que no se pierda"

P. Usted se crió en un ambiente rural, como Ayala, Galván, o Pasarella. ¿Son más duros los jugadores de pueblo?

R. Nosotros tenemos que salir para ir a jugar a las ciudades grandes. Vivir en una pensión con muchos jugadores, con carencias, eso te hace más fuerte.

P. ¿Qué le dio el campo?

R. Creo que el campo da tranquilidad, pureza, amistad. Son cosas que yo relaciono con el campo porque uno va ahí y se olvida de todo. Aparte del factor comercial. En las reuniones de campo cada uno se olvida de su historia y pasa a compartir la misma historia. Siempre el asado de por medio, y siempre el vino de por medio.

P. Dicen que usted va a comprar el periódico a caballo.

R. El caballo es un amigo poderoso. Veo muchas similitudes entre el caballo y el hombre. Se parecen hasta cuando caminan. Es el mejor animal que existe y es el mejor complemento del hombre. En mi pueblo todavía hay gente que hace todo a caballo. Ojalá que la costumbre no se pierda más.

P. ¿Los defensas tienen un carácter específico?

R. Somos distintos en todo. El defensor tiene que ser más triste, más opaco, porque tiene que pensar en defender. Y el fútbol, para la prensa, para la gente... ¿Qué es lo más bonito? El que hace el gol, no el que defiende. Un defensa que despeja un balón ejecuta la acción en un segundo y se acabó. Un goleador que hace un gol multiplica su acción en las portadas de los diarios, en la gente que lo comenta. ¡Eso es el fútbol! ¿Quién gana los partidos? ¡El que hace el gol, no el que saca una pelota en el área! Yo sé muy bien dónde estoy. Siempre dije que ojalá mis delanteros sean portadas todos los domingos.

P. ¿Cómo lo seleccionó Newell's?

R. Jorge Griffa solía hacer pruebas a muchos chicos en todo el interior de Argentina. Quedamos tres chicos de mi pueblo y ahí empezó la aventura.

P. ¿Qué le vio Griffa?

R. Yo tenía 13 años y... corría mucho. Yo siempre digo que ni siquiera sabía lo que era jugar al fútbol. Nada. Yo corría. Era un chico con mucha energía que corría mucho, que pum, que pam, y me lo dijo después Jorge. Le sorprendieron mis ganas, mi derroche. Me dijo: "Pibe, algo tenés".

P. ¿Nota que contagia al resto con esa energía?

R. Yo me tengo que preocupar por mí. No tengo calidad de sobra como para decir: "Con lo mío ya estoy, ahora me preocupo del otro". Pero creo que para que un colectivo funcione tiene que haber unión dentro del campo. La unión es la comunicación: hablar, gestos, gritos. Un grito de un compañero puede salvarte de goles y de muchas más cosas. Tuve grandes maestros a mi lado y me volvieron loco. Me ayudaron a crecer. Por eso trato de decir algo a mis compañeros.

P. ¿Tan cómodo se siente en el vestuario o es que es muy diplomático? Da la impresión de que lleva años en el Madrid.

R. El día que no me encuentre bien en el vestuario, doy un paso al costado y me voy. El fútbol es alegría y yo tengo que venir a mi trabajo bien. El día que no esté bien, el tema de los contratos y los números me da exactamente igual. Agarro y me voy. Yo no puedo estar mal con nadie. Pasas más tiempo con la gente de tu equipo que con tu familia.