La raya antes que el balón
El juego de ataque del Barça pasa necesariamente por abrir el campo aún sin extremos
Txiki Begiristain se duchaba una tarde de julio de 1988 en un campo de una localidad interior de Holanda y maldecía su suerte, terminado su primer partido con el Barça, el primer amistoso de la primera pretemporada del primer curso de Johan Cruyff. "Pégate a la raya", le pidió el técnico. Txiki tocó la pelota dos veces. "Soy un inútil. De ésta me echan", se lamentaba ante la chufla de sus compañeros. Al día siguiente, Cruyff le felicitó. "El mejor, Txiki", anunció. "Terminó con las botas llenas de cal, como debe ser", recuerda Charly Rexach, segundo de Johan, extremo durante 16 años en el Camp Nou. Guardiola tenía 16 años pero ya sabía que al fútbol se juega con dos tipos pegados a la banda o no se juega. "Es irrenunciable", se le ha escuchado decir a menudo, Hoy, su equipo, se enfrenta al Racing (20.00, PPV) en el primer partido liguero en el Camp Nou, para el que ha descartado a Márquez y citado a Messi, vital para atacar bien. "Si perdemos nos darán de hostias", asumió Guardiola.
Guardiola: "Cuando las cosas van mal, Messi asume el protagonismo, cosa maravillosa"
A juicio del técnico , el extremo es el único jugador que tiene derecho a perder la pelota sencillamente porque está obligado a jugarse el uno contra uno siempre que pueda. Si la pierde, el riesgo que sufre el equipo en una contra es limitado y, además, permite empezar la presión cerca del área rival. Para un mediocentro, un extremo siempre es un amigo. En consecuencia, no debe ser casual que Figo sea uno de los mejores amigos de Guardiola y Ronald de Boer, una debilidad.
"Posicionalmente es uno de los mejores futbolistas que he visto", reconoce el entrenador sobre el holandés. "Hay que "jugar fácil; se trata de aplicar el abc del fútbol", les recordó durante la práctica. Eso es, el campo muy abierto, por encima de todo. El problema es que el Barça insiste en jugar sin extremos como si tuviera extremos. Y no los tiene. "Se puede jugar con extremos sin tener extremos puros, de lo que se trata es de abrir el campo", insistió ayer. A día de hoy, el único extremo del Barça se hace llamar Pedro, nació en Tenerife en 1987 y el año pasado, cuando se le conocía por Pedrito, fue una apuesta de Guardiola en el filial. Sigue creyendo a ciegas en él, porque entre otras razones, Pedro Rodríguez Ledesma es, a ojo de los técnicos, lo mejor que ofrece el mercado. "A Ribéry, Robben o Robinho no los podíamos fichar y no hay un jugador que nos ofrezca más que Pedro", aseguran desde el cuerpo técnico. "Si te llamaras Pedrinho, no tendríamos dinero para ficharte; para mi siempre serás Pedrito", le dijo Guardiola el día que el canario decidió cambiarse el nombre de guerra. "El mister pide lo mismo que en el B: que abra el campo, que me ofrezca en largo, que me la juegue y que alterne el regate, una vez por dentro, una por fuera", expica el delantero.
Hoy tiene una opción de ser titular, porque Messi ha llegado cansado. "Messi es muy generoso y atrevido y cuando las cosas van mal asume protagonismo, una cosa maravillosa", responde Guardiola. El técnico cree que Henry y Messi pueden jugar pegados a la banda siempre que sea necesario. "Es una cuestión de posición. No tendrán la habilidad de desborde que pueda tener Pedrito y seguramente su tendencia será buscar la salida del regate por dentro, pero mientras abran el campo, todo es más fácil. Aunque no la toquen", reconoce Xavi. "Si tienes un extremo puro, con profundidad, al estilo Giuly, obligas al rival a jugar con el culo pegado a su área", aclara. "Siempre hay una referencia en el extremo, se te ofrece un pase vertical, se fija al lateral y se generan espacios que permiten llegar desde segunda línea", razona.
En el vestuario del Barça se da por sentado que sin el juego de posición de Txiki y Stoichkov, Guardiola no habría asistido a Romario y el baixinho no hubiera podido hacerle la famosa cola de vaca a Alkorta. "Generas espacios. Pero no es lo mismo jugar con gente como Goikoetxea o yo, rápidos, que con mediapuntas como Txiki o Laudrup", explica el búlgaro. "En el Barcelona, un extremo puede ser el mejor aunque no toque la pelota, pero eso es difícil de asumir". Que se lo pregunten a Henry y a Messi.
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