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Crónica:VUELTA 2008 | Cuarta etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

El día de las víctimas

Bennati triunfa y una caída aleja del liderato a Kloden, Schumacher y Cunego

Una caída, la típica maldita caída, afeó el espectáculo, el típico espectáculo discreto de los días anteriores a los grandes días. El pelotón pensaba y pensaba en la contrarreloj de hoy en Ciudad Real, la primera criba en una clasificación mediatizada por la contrarreloj por equipos y las bonificaciones. Y apareció un tercer invitado, una caída a unos 100 metros de los tres kilómetros de protección de tiempos que les costó a Sastre, Contador y Valverde 19 segundos (pero ninguno entre ellos) y se llevó a Schumacher (4m 36s), Kloden (4m 12s) y Cunego (2m 16s) por delante.

Pensaban y pensaban los corredores mientras dejaban disfrutar de la soledad a Malagueta, el experto en fugas que alardea de acumular más de mil kilómetros en solitario como profesional. José Antonio López Gil, Malagueta para los amigos y el pelotón, nunca será del Liverpool: a él sí le gusta caminar solo. Es un solateras rodeado de colegas desde que dejó de pescar pulpos a pedalín en San Pedro de Alcántara y de ejercer en múltiples oficios para ganarse la vida. Se fue y le dejaron hacer, allí en la frontera de los ocho minutos, hasta que los tres devoraescapadas (Liquigas, Lampre y Quick Step) decidieron que el bueno de Malagueta debía retornar al calor del hogar como un hijo pródigo con tendencias fuguistas. Cuando se acabó Andalucía y el pelotón se adentró en Ciudad Real, se acabó su jurisdicción: de ahí en adelante, la diferencia fue menguando en un cálculo milimétrico hasta superar Almodovar del Campo, un circuito de calles estrechas en las que convenía circular bien colocado. Malagueta se rindió a falta de ocho kilómetros y fue el 132º en la meta, pero fue feliz.

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Y fue retornar al pelotón y comenzar los problemas. Primero, una caída pequeña que afectó a Cunego, entre otros. Una caída sin consecuencias físicas, un ejemplo de que ya se llevaba otra marcha, otros nervios, otras ambiciones menos generosas que las de Malagueta, ya engullido, viviendo en el último rellano.

Y llegó otra caída más o menos en la frontera de los tres últimos kilómetros, que evitan contar las diferencias en la meta. Unos rodaron por los suelos, como Schumacher, Freire u Horrillo. Otros no llegaron a caer. "Tuve que hacer equilibrismo junto a Leipheimer", relataba Contador, que se encontró con la montonera ante sus narices. Sastre tampoco cayó, pero un alambre le arañó la pierna y el glúteo: "Aunque gracias a Dios, no caí". El pelotón se rompió en varios pedazos sin llegar a desvirtuar el sprint. Todos los candidatos (salvo Freire) ni se enteraron de lo que ocurría a sus espaldas. Y, esta vez sí, en aquel reducido grupo, triunfó Bennati, ratificando su jersey oro y recuperando la autoestima tras ver el sillín de Valverde y Boonen en las etapas anteriores. Y Fernández de Larrea, el vasco del Euskaltel, se codeó con ambos transmitiendo buenas sensaciones. Contador pidió a los comisarios que hicieran la vista gorda "y que no piquen segundos". Mensaje no recibido. Los jueces picaron tiempos y la clasificación dio un pequeño vuelco. Al final, en el espectáculo de Malagueta y Bennati, la protagonista fue una caída. O quizá fue una obra coral con un detalle de mal gusto que se cobró las primeras víctimas. Eso debía ocurrir hoy, pero se adelantó a ayer. Todo un contrasentido.

El pelotón, ayer, a su paso por Pozoblanco.
El pelotón, ayer, a su paso por Pozoblanco.EFE

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