Un verano al fresco entre vitrinas

La silueta del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia es una de las imágenes turísticas más difundidas de la Comunidad Valenciana; el Institut Valencià d'Art Modern, en Valencia, y el Museu de Belles Arts de Castellón están entre los más citados por los expertos en vanguardias artísticas; el Museo de Bellas Artes San Pío V está considerado la segunda pinacoteca española por la importancia de sus fondos; el Museo Arqueológico de Alicante y el Museo Nacional de la Cerámica González Martí se sitúan entre los más visitados.

Decenas de pequeños centros museísticos ofrecen todo tipo de fondos

Sin embargo, la oferta no acaba ahí. Decenas de pequeños museos a lo largo de la Comunidad Valenciana ofrecen en sus vitrinas todo tipo de fondos.

Así, hay un centro dedicado a los zapatos, el Museo del Calzado de Elda. Otro está centrado en un cantante, el Museo de Nino Bravo, en Aielo de Malferit, donde nació el malogrado artista. La reina de la copla, Concha Piquer, también tiene su propia muestra, en Valencia, que incluye hasta sus famosos baúles. Otro museo versa sobre uno de los deportes valencianos más populares, el Museo de la Pilota de Genovés. En Valencia, está L'Iber, el Museo de los Soldaditos de Plomo, con más de 60.000 figuras. Asimismo, Lladró, ha dedicado en Tavernes Blanques un museo a sus figuritas. Y Alicante cuenta con uno dedicado a los belenes de Navidad.

La fiebre museística llega a las tradiciones locales. Numerosas localidades presumen de las fiestas que les han dado fama. Uno de los más significativos sería Alcoi y su Museu Alcoià de la Festa, dedicado a las fiestas de Moros y Cristianos y que custodia trajes usados por los festeros a lo largo de los años. Elche también cuenta con un espacio dedicado al Misteri d'Elx, la representación sacrolírica medieval declarada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Valencia también dedica el Museo Fallero, con su colección de ninots indultats, que compite con el Museo del Gremio Artesano de Artistas Falleros, centrado en la industria y la evolución de las fallas. Y en El Canyamelar se reivindica una celebración religiosa de gran arraigo con la Casa Museo de la Semana Santa Marinera.

Las actividades industriales también centran algunas de las instituciones. Dénia, localidad de larga tradición en la fabricación de juguetes, enseña su Museu dels Joguets, que compite con el Museo Valenciano del Juguete de Ibi por convertirse en el santuario de las ilusiones infantiles. Y Xixona muestra su industria más famosa en el Museo del Turrón. En el campo de la cerámica, L'Alcora también presume de su historia, como Onda o Manises con los suyos o Paiporta, con el Museu de la Rajoleria, dedicado a la teja y el ladrillo. Las actividades artesanales o tradicionales también abundan, como la alfarería (Agost), la apicultura (Aras de los Olmos), la industria papelera (Banyeres de Mairola), o bebidas alcohólicas de alta graduación (Benicàssim),

Museos históricos o arqueológicos hay numerosos, como el Museo Histórico de Sagunto, con un importante legado de su pasado romano, aunque también destaca la escultura Toro Ibérico. El Museu Monogràfic del Torrelló del Boverot, en Almassora, se dedica en exclusiva a ese valioso yacimiento íbero. El arte rupestre centra el Museu de la Valltorta, en Tírig, aprovechando la proximidad de los yacimientos de la Valltorta. Y decenas de localidades presumen de sus propios museos de prehistoria o arqueología, como Andilla, Aras de los Olmos, Banyeres, Benassal, Benifaió, Bocairent, Buñol, Burriana Dénia, Elda, Gandia, Llíria, Monforte del Cid, Montcada, Novelda, Oliva, Crevillent, o Villena.

La etnología también es una temática recurrida, con ejemplos en Alboraia, con el Museo Etnológico La Barraca, o Callosa del Segura, con el Museo Etnológico del Cáñamo y la Huerta. También está el Museu de l'Horta, de Almàssera, el Museo Etnológico y de la Huerta, de Almoradí, y el de Alpuente; o los de Calp, Canet d'En Berenguer, Dénia, La Pobla de Vallbona, Tales, Xaló...

En cuanto a los museos naturales, no son tan frecuentes, aunque también hay buenos ejemplos, como el Museo de la Ciencia Pare Vitoria de Alcoi, el Museo de la Biodiversidad de Ibi, el Museu Paleontològic d'Elx, el de Onda o el Centro de Interpretación del Mediterráneo, de Oropesa del Mar.

¿Y para los amantes del arte? Sin pretender competir con los grandes museos valencianos, son muy interesantes instalaciones como el Museu d'Art Contemporani de Pego, el Museo de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente, de Requena, el Museu d'Art Contemporani d'Elx o el Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni, además del de Vilafamés.

Temas hay para todos los gustos. Literatos como Azorín, en Monòver, o Blasco Ibáñez, en Valencia, o artistas como Mariano Benlliure, en Crevillent, o José Benlliure, en Valencia, también tienen sus propios centros o casas museo. Y para quien no quiera materias tan sesudas en agosto, la variedad sigue siendo inmensa. El Museu del Palmeral de Elche, dedicado al inmenso bosque urbano declarado Patrimonio de la Unesco; el Museo Nueva Tabarca, sobre la isla alicantina situada frente a Santa Pola; o el Museo de la Música de L'Alcúdia, con decenas de instrumentos musicales. Dotados con aire acondicionado, los museos son a veces la mejor solución para pasar el verano al fresco. Y rodeados de vitrinas.