Paseos a golpe de remo
Rutas en kayak por los caños del parque gaditano de Los Toruños
Antonio Vázquez, de diez años, sale del agua, se quita el chaleco salvavidas, arrastra su piragua desde el embarcadero y resopla: "Uff, mañana no nado". Su primera experiencia sobre una piragua ha resultado agotadora, pero aunque llega empapado y con los brazos doloridos después de una hora de remo, está dispuesto a repetir. Su padre, que también acaba de desembarcar, se apresura a reservar hora para el próximo día: "Para los niños esto es como una pequeña aventura".
No son los únicos que repiten. Los paseos en este tipo de canoas se han convertido en una de las actividades estrella del parque metropolitano de Los Toruños, en El Puerto de Santa María (Cádiz). Por sólo dos euros, los usuarios pueden dar un paseo por los caños y las marismas, disfrutar del paisaje y probar un deporte para muchos desconocido. Para apuntarse no hacen falta conocimientos previos: "Algunos no han visto nunca un remo y nos dicen que está doblado. Pero antes de entrar les explicamos lo básico: cómo remar, cómo girar, hacia dónde ir...", cuenta Daniel González, uno de los monitores. Con estas pocas indicaciones basta para montarse en la embarcación y alejarse de la orilla; que el paseo sea más o menos largo dependerá de la habilidad de quienes la ocupen. "Hay quien se lleva un rato girando sobre sí mismo, y quien se aventura por los caños, o alquila varias horas para poder llegar más lejos, incluso hasta la playa", apunta el monitor.
Para los novatos, lo principal es tener cuidado con las mareas, el viento y las corrientes. Si baja el nivel del agua, el kayak puede quedarse encallado, y la fuerza de la corriente hace complicado el regreso si los brazos empiezan a flaquear. En esos casos, una lancha neumática acude al rescate. Pero en condiciones normales la ruta se queda en un tranquilo paseo en el que, además de conocer lugares del parque de Los Toruños de otra forma inaccesibles, como el caño del Bote, se pueden ver multitud de peces que saltan de un lado a otro o pasar bajo puentes de madera.
Las piraguas, individuales y dobles, están adaptadas también para convertirse en triples si la ocupa un niño. A partir de ocho años pueden remar solos con una autorización; los más pequeños deben ir acompañados por un adulto. La nieta de Antonio Muñoz, con sólo tres años, ya ha probado lo que es montarse en kayak. Pasea con su madre y su tía mientras su abuelo, desde la orilla, las contempla. Él ha salido del agua antes porque sus brazos no daban para más: "Cansa un poco. La primera vez le coge a uno impresionado, pero enseguida se maneja. El próximo día vengo más relajado y estoy más tiempo".
La demanda es alta, por lo que conviene reservar con varios días de antelación. En la página web del parque de Los Toruños, parquedelabahia.com, pueden consultarse los horarios de estos paseos, que cambian cada día con las mareas. Una vez fijada la cita, sólo hacen falta ganas de disfrutar, ropa cómoda que pueda mojarse, y disposición para ejercitar un poco los bíceps.
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