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Reportaje:PEKÍN 2008 | Natación: el rey de los Juegos

Phelps vuela entre récords

En los Juegos más disputados, el nadador estadounidense logró ocho oros en la piscina de las grandes marcas

Diego Torres

Los Juegos son una referencia universal y sus héroes un producto de las obsesiones humanas. El padre de Mark Spitz resumió su manera de ver la vida en una frase que repitió a su hijo hasta la saturación: "Nadar no es lo único importante; ganar sí".

Michael Phelps, que acudió a los Juegos con el propósito de superar los siete oros de Spitz en 1972, acabó su periplo chino dando tumbos por la noche de Pekín y regresó a Baltimore para tomarse las vacaciones más largas de su vida. No volverá a entrenarse hasta febrero. Atrás dejó las aguas revueltas de la piscina del Centro Acuático Nacional, donde consiguió ocho oros, siete récords mundiales y uno olímpico. La cosecha más abundante de la historia cobra una dimensión superior cuando se verifica en el ámbito de la mayor sucesión de récords mundiales que ha registrado la natación.

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A diferencia de Mark Spitz, que en Múnich no encontró gran oposición, salvando a Jerry Heidenreich en los 100 metros libre, Phelps debió hacer frente a una concurrencia magnífica. En las pruebas de estilos se midió a Ryan Lochte y a Laszlo Cseh, dos superdotados. En los 100 mariposa tuvo que nadar contra Ian Crocker y Milorad Cavic, los especialistas más perfectos de la prueba. En los relevos debió imponerse a los mejores velocistas del mundo, con Sullivan y Bernard a la cabeza. Haber sido capaz de ganarles a todos hace que su hazaña tenga mayor grandeza.

La piscina del Centro Acuático Nacional fue un ámbito propicio para marcas extraordinarias. Se batieron un total de 25 récords mundiales en 21 pruebas. Algo nunca visto. Producto de la coincidencia de cuatro factores decisivos: unos bañadores que ayudan a flotar, una piscina cuya construcción favorece la velocidad, nuevos métodos de entrenamiento y avances en fisioterapia, y un grupo de nadadores en estado de gracia.

Eddie Reese, el entrenador jefe del equipo masculino de Estados Unidos, explicó su visión de la piscina: "En Grecia teníamos dos metros de profundidad. Aquí hay tres metros. La profundidad del agua hace que vayas más rápido durante más tiempo. Las turbulencias llegan con menos fuerza al fondo de la piscina, y al rebotar tardan más tiempo en subir. El agua poco profunda golpea a los nadadores. El agua con olas es agua mala para los agarres. El agua tranquila es la ideal. Esta piscina es un espejo porque, además de ser profunda, está cubierta y no hay viento".

Alan Thompson, responsable de la natación australiana, señala que hubo una carrera que representó como ninguna otra la evolución de la natación en Pekín. Fue el relevo de 4x100 metros libre, en el que Phelps y el equipo de Estados Unidos batieron el récord mundial. Lo asombroso fue que el segundo (Francia), el tercero (Australia) y el cuarto clasificado (Italia) bajaron de 3 minutos 12 segundos, tiempo correspondiente a la anterior plusmarca. "Si se observa este relevo se comprueba que todos fueron rápidos. Cuando terminó la carrera le dije al nadador que tenía al lado: '¿Puedo ponerme un nadador, a ver si puedo bajar de 3m 12s?' Todos lo están haciendo. Tienes que tener los destructores de barreras: Phelps, Sullivan, Bernard... Lo demás llega solo. Puedo recordar cuando rompieron el récord de cuatro minutos de la milla, en atletismo. Un año después había cinco o seis personas por debajo de los cuatro minutos. Entonces los fisiólogos proclamaron que nadie podía bajar de cuatro minutos. Que fisiológicamente era imposible".

Michael Phelps, el gran destructor de muros, volverá a entrenarse en febrero para preparar el Mundial de Roma. Su programa será entonces mucho más limitado que en Pekín: los tres relevos y un par de carreras de 100 metros. Si el motor de Mark Spitz era la tensa relación que mantenía con su padre, a Phelps quien le pisa el acelerador es la señora Debbie: "Mi mamá me ha dicho que quiere viajar a Roma, así que supongo que volveré a nadar. Tengo la presión de mamá".

Michael Phelps, arriba en la final de 400 estilos.
Michael Phelps, arriba en la final de 400 estilos.AP

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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