"Querido diario español..."
'The New York Times' publica las anotaciones de Woody Allen durante el rodaje de 'Vicky Cristina Barcelona'
Durante el rodaje de Vicky Cristina Barcelona, Woody Allen escribió un diario para The New York Times. Lo ha titulado Dear Spanish diary... Love, Woody Allen (Querido diario español... Con cariño, Woody). Éstas son algunas de sus anotaciones.
- 2 de enero. He recibido una oferta para escribir y dirigir una película en Barcelona. Tengo que ser precavido. España es soleada y yo pecoso. El dinero no es mucho.
- 5 de marzo. Me he reunido con Penélope Cruz y Javier Bardem. Ella es arrebatadora y más sexual de lo que imaginaba. Durante la entrevista, mis pantalones echaban fuego. Bardem es uno de esos actores de genialidad desbordante que claramente necesitan mi mano dura.
- 2 de abril. Le he ofrecido un papel a Scarlett Johansson. Antes de aceptar, me dice que el guión debe ser aprobado por su agente y por su madre. Luego tendrá que aprobarlo el agente de su madre. En plena negociación, cambia de agentes. Tiene talento, pero da mucho trabajo.
- 15 de junio. He rodado una tórrida escena de amor entre Scarlett y Javier. Hace unos años hubiese interpretado yo su papel. Cuando se lo he dicho a Scarlett, ha soltado un enigmático "uh-huh". Scarlett llegó tarde al set y la he regañado..., explicándole que no tolero retrasos de mis actores. Ha escuchado con respeto, aunque me ha parecido que mientras yo hablaba, ella ha encendido su iPod.
- 3 de junio. Scarlett ha venido hoy con una de esas preguntas que hacen los actores. "¿Cuál es mi motivación?". He dado un respingo: "Tu salario".
- 15 de julio. Otra vez he tenido que ayudar a Javier con las escenas de sexo. La secuencia requiere que él agarre a Penélope Cruz, le arranque la ropa y la arrastre a la cama. Ha ganado un Oscar y todavía necesita que le enseñe a interpretar una pasión. Agarré a Penélope y le arranqué la ropa sin saber que todavía no se había cambiado y que era su caro vestido el que había mutilado.
- 10 de agosto. Escena emocional de Javier. He tenido que darle unas pautas. Mientras me imita, todo va bien, pero en el momento en que intenta su propia actuación, se pierde. Entonces solloza y se pregunta cómo sobrevivirá cuando ya no le dirija. Intento explicarle con educación y firmeza que debe hacerlo lo mejor que pueda sin mí y que debe intentar recordar mis consejos. Sé que le he animado, porque al dejar su camerino he escuchado sus risas y las de sus amigos.
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