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Crítica:cine
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Notas sobre la tragicomedia

En una de las mejores piezas de Ataque verbal (1999), película de Miguel Albaladejo compuesta a base de sucesivos cortometrajes, y coescrita por Elvira Lindo, dos barrenderas reflexionaban sobre lo divino y lo humano a través de un reconocible lenguaje de la calle, de una solvente naturalidad y de una complicidad entre cariñosa y guerrera. Más que limpiar la calle, intentaban dar lustre a sus vidas mientras barrían la suciedad moral y social que las atenazaba. Lindo, que además hacía sus pinitos como actriz interpretando a una de ellas, recuperó a esa pareja de mujeres de hoy en día en su novela Una palabra tuya, extensión tragicómica de un universo de barrio que puede resultar cruel o esperanzador dependiendo de la maña con la que sus habitantes acierten a desenvolverse.

UNA PALABRA TUYA

Dirección: Ángeles González-Sinde.

Intérpretes: Malena Alterio, Esperanza Pedreño, Antonio de la Torre, María Alfonsa Rosso.

Género: tragicomedia. España, 2008.

Duración: 96 minutos.

Ángeles González-Sinde, que en la última década ha puesto letra con más aciertos que errores a películas de diversos directores y que debutó como directora con La suerte dormida, regresa al universo de las barrenderas de Lindo en la versión cinematográfica de Una palabra tuya, aparente comedia costumbrista devenida en tragedia, que se eleva conforme el drama hace acto de aparición, tras un titubeante inicio en el que cierta monotonía (tanto expositiva como interpretativa) está a punto de descabalgar al espectador.

Comedia y drama

Quizá para ir acercando el giro de guión del último tercio, puede que para añadir intriga a un suceso en principio tan risible como el entierro de un gato en el quinto pino, González-Sinde altera la estructura lineal de la novela y comienza su película por sus últimas páginas, para luego ir retratando los desencuentros que llevan a tal desenlace. Sin embargo, aunque técnicamente la apuesta narrativa sea irreprochable, en el fondo lo que hace es acrecentar la colisión entre comedia y drama, sólo visible desde la magnífica secuencia de la pelea entre las chicas tras el descubrimiento en el contenedor.

Malena Alterio y Esperanza Pedreño resultan desgarradoras, y a partir de ese instante parece imposible no sufrir con y por ellas. Pero lo ideal es que comedia y drama sean una conjunción y no vayan tan claramente consecutivas, porque entonces la (poca) gracia que rodea al personaje de Pedreño en la primera parte pasa a rozar el patetismo en lugar de resultar entrañable.

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