Obama cambia tono y discurso para atacar a McCain y frenar su avance
McCain trata de atraer hacia su órbita a votantes de Hillary Clinton
Un nuevo Barack Obama, más populista y menos elocuente, ha aparecido en escena con la intención de recuperar el espacio perdido y frenar el avance de su rival, John McCain, quien con cuatro palabras y una consistente línea de ataque ha pasado en pocos días del papel de segundón a convertirse en el candidato más en forma.
No es fácil para un político con la personalidad y el estilo de Obama reinventarse a estas alturas de la carrera. Pero, cediendo a la presión de su propio partido y de los analistas, el candidato demócrata intenta estos días dejar a un lado sus célebres discursos sobre la unidad y la esperanza, habla más de los problemas económicos inmediatos y critica constantemente a John McCain.
"Estos son tiempos de angustia económica en los que la gente está esperando un cambio. McCain puede tener un historial personal muy digno de reconocimiento, pero su política es más de lo mismo", dijo ayer Obama en un mitin en Virginia.
"Alguien preguntó ayer a McCain -ocurrió durante una entrevista con el diario digital Politico- que cuántas casas tenía y él contestó que no se acordaba, que tenía que consultar con sus asesores. Después los asesores le dijeron al periodista que tenía al menos cuatro. Ése es John McCain, ¿qué puede saber él sobre la crisis hipotecaria?", contó Obama.
Quién sabe si con estos recursos podrá remontar el vuelo, pero algo necesita hacer para poner fin al clima de ansiedad que empieza a apoderarse de su campaña. "Obama necesita cambiar el juego", "Obama tiene que despejar las dudas", "Obama necesita un nuevo guión", "¿Dónde ha quedado la pasión de Obama?". Estos eran los títulos de algunos de los artículos aparecidos ayer en la Prensa norteamericana.
La primera gran oportunidad de cambiar el juego será la designación de un compañero de candidatura, un aspirante a la vicepresidencia, con el que comparecerá por primera vez mañana en Springfield (Illinois).
Se trata de la decisión más importante que Obama ha tenido que tomar desde que, en esa misma ciudad, anunciara hace año y medio su candidatura presidencial. Un error en esta decisión puede resultar fatal; un acierto puede darle la presidencia.
Nuevas encuestas aparecidas ayer demuestran que Obama necesita claramente reforzar su candidatura. Los ciudadanos ven a McCain más preparado para ser presidente (68% frente a 44% en The New York Times/CBS), más capacitado para dirigir la política exterior (66% frente a 55% en The New York Times/CBS), para ser comandante en jefe (50% frente a 35% en The Wall Street Journal/NBC).
El nombre de Joe Biden, presidente del comité de Relaciones Exteriores del Senado, ha sonado con insistencia por su capacidad para compensar las carencias que el público detecta en Obama para dirigir la política internacional. En realidad, la decisión de quien formará el ticket con Obama no ha trascendido ni se sabe con exactitud cuándo será anunciada.
La segunda oportunidad de recuperar el encanto perdido será la convención demócrata, que empieza el lunes en Denver. Obama dispondrá de un discurso ante 75.000 personas en hora de máxima audiencia televisiva. Será una gran ocasión para llegar a votantes que hasta ahora no le han escuchado y para dar nuevos argumentos a los que ya se han cansado de oírle.
Pero la convención debería de ser, sobre todo, el momento para recuperar la unidad entre los demócratas, sólo formalmente alcanzada después de que Hillary Clinton renunciara a sus aspiraciones presidenciales y expresara su apoyo a Obama.
De todos los datos que las encuestas ofrecen cada día, quizá el más alarmante para Obama es el del sondeo de The Wall Street Journal/NBC según el cual un 21% de los que votaron por Clinton en las primarias piensa hacerlo por McCain en las presidenciales, mientras que otro 27% no ha tomado aún una decisión. Sólo estos datos serían suficientes para explicar el ascenso de McCain en las encuestas.
Da la impresión de que Obama no puede ganar sin los votos de Clinton y eso hace que el nombre de la primera dama, pese a no ser el preferido del entorno del candidato demócrata, se mantenga vivo hasta el último momento como opción a la vicepresidencia.
McCain se ha dirigido sin escrúpulos a los seguidores de Hillary Clinton en varios actos electorales y la televisión MSNBC informó el miércoles de contactos, que no han sido desmentidos, entre grupos pro-Clinton y la campaña de McCain. Desde la campaña de Obama, por supuesto, se transmite un mensaje de calma. "Vamos a salir de la convención incluso más unidos de lo que estamos ahora y dispuestos a caer sobre McCain en otoño", asegura su portavoz, Bill Burton.
Destacar insistentemente los puntos débiles de McCain es una de las tareas que los analistas han recomendado a Obama. La otra es la de poner de nuevo en valor sus propias cualidades. El sondeo de The New York Times/CBS muestra que un 65% de los ciudadanos cree que Obama es el mejor capacitado para tomar decisiones económicas (44% para McCain), mientras que un 55% menciona al candidato demócrata como aquel al que se sienten más próximo (41% a McCain).
Algunos aspectos de la estrategia de ataque de McCain no han funcionado del todo porque, según esa misma encuesta, los votantes consideran que ambos candidatos comparten exactamente igual los valores estadounidenses.
Las propiedades de McCain, en la mira
- En su cambio de estrategia, Obama atacó a McCain por sus propiedades inmobiliarias. Durante una entrevista, McCain no contestó a la pregunta: "¿Cuántas casas posee?". Sus asesores precisaron más tarde que "al menos cuatro".
- Siete casas, según The New York Times, es la cifra exacta. Obama, que posee una en Chicago adquirida en 2005 por 1,65 millones de dólares (1,10 millones de euros), preguntó: "¿Qué puede saber sobre crisis hipotecarias alguien que tiene que consultar con sus asesores cuántas casas posee?".
- Un rancho en Arizona, valorado en 1,18 millones de euros; un piso en California (1,81 millones) y otro en Virginia (569.488 euros), figuran entre las principales propiedades de McCain y su mujer. También es dueño de una clínica valorada en 9,4 millones de euros en Arizona.
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