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Análisis:PEKÍN 2008 | Natación sincronizada
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Son máquinas

A quienes duden de la naturaleza de la natación sincronizada como prueba deportiva, los invito a meterse en una piscina que los cubra y saquen el dedo gordo del agua. A ver si lo consiguen. Hecha esta invitación, paso a comentar la final de ayer. No he visto otra cosa igual y soy juez de sincronizada desde 1971. Es la primera final en la que el resultado no ha sido previsible. Lo notabas en el ambiente. Sentías las miradas de la gente en el cogote. Ha dado la sensación de que la final se ganaba en el agua. La historia ya no tenía tanto peso. Me lo ha dicho el delegado ruso: "Nunca he visto a las Anastasias tan temerosas. Nadando con tanta fuerza. Tan pendientes de las españolas. No estaban seguras al 100% de que se llevarían el oro". Yo observé lo mismo. Gemma y Andrea les ganaron en la Copa del Mundo de Brasil, el año pasado. Fue la primera vez que las Anastasias perdieron una prueba y salieron del agua llorando. Llegaron a Pekín avisadas. Listas para una exhibición gigantesca.

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Epopeya española

Anastasia Ermakova y Anastasia Davidova están a la altura del mejor dúo de la historia. Son máquinas. En Rusia hay decenas de miles de licencias y tienen la posibilidad de escoger. Parecen sacadas de un molde. Tienen el mismo cuerpo, son ligeras, poseen piernas superlargas y tienen una voluntad de hierro. Se entrenan desde el colegio haciendo gimnasia y eso les ha dado una fuerza que la mayoría no tiene. Se les nota en los brazos, sólidos, bien moldeados, verdaderos instrumentos de control de las piernas en las verticales, útiles para ganar altura. El sistema ruso, de corte militar, puede producir muchas nadadoras de esta calidad. Si se miraba de costado, el dúo ruso daba la impresión de que era una sola persona. Las verticales, las figuras con ángulos, las manos, cada gesto estaba sincronizado. Con las demás siempre hay un problemilla de descoordinación. Siempre falló la copia porque alguna se movió más rápido que la otra. Las españolas hacen una rutina más rápida, y eso se puntúa, pero también conlleva el riesgo de las imprecisiones. Las rusas no fueron tan rápidas, pero lo clavaron.

Hortensia Graupera es árbitro de la FINA. Secretaria del Comité Técnico de la Liga Europea de Natación. Ayer arbitró la final de dúos.

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