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LO QUE NO SE VIO | PEKÍN 2008 | Atletismo
Columna
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El peculiar Mariano Haro

Tomaron la salida 39 atletas en la final de 10.000 metros. De ellos, sólo siete eran europeos, de los cuales España aportaba tres. ¿Qué ha sido de los fondistas de la vieja Europa? ¿Dónde están los herederos de Nurmi, Zatopek, Mimoun, Viren, Cova, Lopes, Puttemans, Bedford? Parece que el único que dejó simientes que han brotado fue Mariano Haro.

Hemos visto la final de salto de longitud masculina. ¿Qué pasa con esta disciplina? Ya lo anticipó, todavía en la pista, en México 1968, el británico Lynn Davis, campeón olímpico de esta especialidad en Tokio 1964 -"¡Bob, has destrozado esta prueba!"-, cuando Beamon, en su primer intento, voló hasta 8,90 metros.

Antonio Corgos, plusmarquista español que participó en tres Juegos -Moscú, Los Ángeles y Seúl-, dijo hace algún tiempo: "Esta prueba tiene pocas posibilidades de mejora, ya que poco se puede ganar en velocidad y tampoco mucho en técnica".

En México, la tarde era plomiza, con lluvias intermitentes. Beamon se había clasificado en el último intento tras dos nulos. Tenía problemas con el talonamiento. Era el cuarto en saltar y en las tres anteriores tentativas había hecho nulo. Ralph Boston se le acercó para tranquilizarle. Llegó perfecto y se elevó de forma increíble. Tardó en darse cuenta de lo que había hecho, pues no estaba familiarizado con el sistema métrico. No entendió lo que significaban los ocho metros y 90 centímetros. Boston corrió hacia él y le dijo: "¡Bob, has saltado 29 pies!".

En cuanto al 10.000, los africanos han ido copando los rankings y los podios y nadie se les acerca.

Mariano Haro, 27 títulos de campeón de España, dos veces subcampeón del Cross de las Naciones y primer atleta español en bajar de 30 minutos en los 10.000, corrió las finales de los 5.000 y 10.000 en Múnich 1972 y la de 10.000 en Montreal 1976. Es un tipo peculiar. En Montreal, tras quedar sexto y encontrándose muy cansado (tenía ya 36 años), decidió no correr los 5.000: "Para salir y no andar, prefiero no salir".

Fue muy famoso en su época y, como en aquellos años apenas se ganaba dinero en el atletismo, aprovechó su fama para organizar carreras en las fiestas de los pueblos y competir con los lugareños que apostaban por ganarle. No se conoce a ninguno que lo consiguiera. También logró convencer al entonces presidente de la federación española, Rafael Cavero, para que no se gastase dinero en regalos y que les diese ese dinero: "Estaba harto de relojes y otros objetos que luego tenía que vender porque lo que necesitaba era dinero".

Mariano Haro, en los 10.000 de Múnich, quedó en cuarta posición. Ganó Lasse Viren, que también se hizo con el oro en los 5.000. Hace unos años, Viren fue acusado de hacerse transfusiones de sangre enriquecida que le había sido extraída previamente. El caso no fue adelante y quedó en nada. Mariano, siempre alerta, pidió que fuese sancionado y que le entregaran a él la medalla de bronce.

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