Nadal debería retar a Phelps
Dejábamos a Phelps empeñado en la prueba de su inmortalidad deportiva para recuperarle con el logro obtenido y resumiendo el asunto con un simple "ha sido divertido". Total, que he seguido a este monstruo de la piscina para llegar a la misma conclusión que obtuvo Johan Cruyff horas antes de la final de Wembley resumida en su "salid y divertíos".
No me parece que la cara de Phelps cuando venció por una uña a Cavic fuera de diversión, vamos que se parecía bastante a la que los jugadores azulgrana cuando enfilábamos el túnel de salida al mítico césped londinenese. Seguramente se refiere el de Baltimore a que ha sido divertido evaluar sus propios límites para descubrir que ha salido de la prueba con la autoestima renovada, el cajón de las medallas lleno (por cierto, sería interesante descubrir dónde guarda tanto oro, no por buscar el lugar desde el que poder superar esta crisis económica, sino porque nos puede dar alguna otra pista de la personalidad de este joven), y la necesidad de revisar los retos a encarar en los próximos tiempos.
En clave española, tal vez quien más se parezca a Phelps sea este chico de Manacor que se apellida igual que uno de aquellos que salía con cara de susto a Wembley y que no para de darnos alegrías con la proximidad que dan aquellos que son cercanos y naturales. Rafa Nadal nos tiene ganado el corazón (y la razón). El chico era maravilloso cuando ganaba en tierra batida, pero me preguntaba si sería ese su único coto: la respuesta ha sido de magnitud mundial. El mallorquín se propuso ganar en todas, todas las superficies y ahí está ahora, en la cima del mundo. Hace tiempo me contaba Rafa que todo lo obtenido está bien, pero no sirve de nada ya que en el siguiente torneo todo empieza de cero y hay que eliminar a todos para volver a la final. Y eso le volverá a pasar en el US Open. Pero vaya despertar el del manacorense, con la medalla de oro y su primacía tenística... y la cama por hacer.
Cuando veíamos las imágenes de la final, a alguno de mis hijos se le ocurrió que el siguiente objetivo de Rafa debería ser retar a Phelps en la piscina para los próximos Juegos. No sé cuál es la habilidad natatoria de Nadal, pero se me antoja que, si se le mete entre ceja y ceja competir con el americano, seguro que tendríamos pelea. Vaya par de gallos para un mismo corral.
Reconozcamos que la jornada del domingo fue balsámica para las angustias medalliles que nos empezaban a acosar creando una sensación de que la cosecha iba a estar por debajo de lo esperado. Tengo la percepción de que, en los últimos tiempos, vamos los españoles dando lecciones de deporte a todos aquellos que hace ya muchos años que están en esto de los podios, algo así como unos nuevos ricos del deporte que muestran de forma estruendosa sus éxitos y convierten un cuarto puesto en un fracaso. Y no me refiero a los deportistas, que son los que mejor conocen la distancia de la medalla al diploma, sino a eso que llamaríamos el "entorno deportivo" (otra vez Johan).
Tomemos el ejemplo de Joan Llaneras con su tranquilidad en la máxima grandeza deportiva. Sencillo, emocionado, elegante, grande. Será que Mallorca dota a sus deportistas de ese encanto. Una hermosa referencia para quien se acerque a compartir esto del deporte.
Pero si me tengo que quedar con una imagen de este fin de semana, me guardo la de Marta Domínguez luchando en una prueba nueva, tropezando, queriendo volver, intentando explicar lo inexplicable. Les decía que a quien se arriesga, a quien busca sus límites en lo nuevo, en lo diferente, a quien se expone, hay que alabarle cuando el resultado no es de medalla. Honor y pleitesía para Marta.
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