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'lavorare stanca' | literatura
Columna
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REBECCA

Rebecca Covaciu es una maravillosa niña rumana gitana de 11 años que hace cuatro meses ganó un premio de Unicef en Génova con una serie de dibujos que narraba su vida miserable en las chabolas de Italia. Su historia, publicada en este diario unas semanas atrás, acababa con la huida de su familia desde Milán, donde fueron agredidos y amenazados por unos policías, y su llegada a un pueblo cerca de Potenza, donde una pareja de italianos de bien los acogieron cediéndoles una casa de campo gratis. El jueves, su benefactor anónimo, Giancarlo, me envió un correo electrónico dando noticias de la familia. Rebecca ha sido tía y va a cumplir, parece, su sueño de ir al colegio.

La carta invita a pensar que, más allá de la mezquindad de tantos políticos, quizá Europa no está perdida del todo, todavía.

Es ésta.

"Ciao,

Te escribo para contarte las últimas novedades de la familia Covaciu. La más importante: esta aventura, con extrema precisión respecto a los tiempos previstos, tiene una nueva protagonista: Maria Marta, 3 kilos y 100 gramos, que justo hoy estará en casa con los demás. El Tribunal de Menores, de hecho, ha decidido entregar el bebé a sus abuelos, dada la corta edad de sus padres.

Stelian , entre mil dificultades, está trabajando ya: custodia 100 vacas y se entretiene en las faenas del campo en una empresa agrícola (esperemos que se acostumbre pronto porque, por el momento, ha dado no pocos síntomas de sufrimiento).

También Samuel [el hermano mayor de Rebecca] está trabajando en un restaurante de la zona, encargado de la limpieza, pero con mucho más entusiasmo que su padre. Los dos, si las cosas van bien, serán contratados legalmente. Por decir la verdad, también Giorgina habría encontrado trabajo como asistenta, pero la querían a tiempo completo y por tanto no se ha podido hacer nada.

Lamaitiiza sólo tiene ojos para su bebé, rubia y de ojos claros como ella.

Rebecca, Joni y Abel [los hermanos pequeños] son el retrato de la felicidad, y, por lo que he podido ver, interactúan ya muy bien con su nueva comunidad. Los dos primeros estudiarán, casi seguro, la II Media, obviamente con deberes y programas diferentes de los otros alumnos. Sería ya un éxito si llegasen al final de curso con mejor propiedad de lenguaje. Abel, que cursará III o IV Elementare, quizá tiene más posibilidades de ponerse al día en menos tiempo, pero también para él será muy difícil seguir el ritmo del programa escolar.

Estamos sólo empezando...

Giancarlo".

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