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Crónica:PEKÍN 2008 | Vela
Crónica
Texto informativo con interpretación

'Tornado' español en Qingdao

Echávarri y Paz lideran la clasificación de una categoría que compite por última vez en unos Juegos

Los tornados vienen y van, desaparecen por el camino y suelen dejar huella. En 1976, en los Juegos Olímpicos de Montreal, el catamarán diseñado por el inglés Rodney March y bautizado con el nombre de Tornado por su velocidad participó por vez primera en unos Juegos. En Qingdao, sobre el Mar Amarillo, en el campo de regatas de los Juegos de Pekín, estas embarcaciones rápidas y espectaculares regatearán por última vez en clase olímpica después de que la Federación Internacional de Vela haya decidido suprimir la categoría a partir de 2012. El barco quedará ligado de por vida a la mística de la vela española gracias a Fernando León y José Luis Ballester, que ganaron una medalla de oro en Atlanta 1996.

"Si esto sigue así, vamos a sufrir", dijo Echávarri sobre el imprevisible viento
En 'Finn', Rafa Trujillo se clasificó para la final de hoy, pero tiene lejos las medallas

Camino de la victoria en esta categoría con fecha de caducidad, navegaron ayer Fernando Echávarri y Antón Paz, campeones del mundo en Cascáis (Portugal) en 2007, octavos en Atenas 2004. La pareja española terminó primera la única regata de un día de nuevo sacudido por el tiempo inestable, y en consecuencia lideran la clasificación de clase. "Lo importante era no pinchar. Primeros, terceros o quintos, tampoco importa tanto", explicó Echávarri (Pontevedra, 1972).

"Si esto sigue así, vamos a sufrir lo que no está escrito", reconoció el gallego al echar pie a tierra. "Los cambios de presión son brutales dependiendo de las zonas y te la tienes que jugar analizando el riesgo", explicó el regatista, prudente a la hora de evaluar el excelente resultado de ayer sobre la base de los cambios de viento. Los tripulantes del barco español justificaron en la primera regata las razones que les señalan como firmes candidatos a medalla. Aunque las complicaciones son evidentes por la ligereza de la embarcación y los imprevisibles vientos que soplan en la costa china.

La batalla por una medalla en la clase Tornado no comenzó ayer. En los días previos al duelo sobre las olas se vivió otro en la sede olímpica de Qingdao, sufrida con especial intensidad en los despachos, debido a una innovación técnica presentada por los barcos de Estados Unidos, Holanda y Australia. Tuvo que intervenir Jordi Lamarca, responsable de reclamaciones de la Federación Española de Vela, que presentó protestas junto a varios rivales más. La clave está en la modificación realizada al gennaker, una vela usada en rumbos abiertos, pero que al rediseñarla -más plana y más pequeña- permite utilizarla en ceñida, rumbo al viento. El invento funciona siempre que las condiciones sean pobres, porque con gennaker modificado en popa, el barco no resiste vientos potentes. Ayer quedó claro, en cualquier caso, que la mayor superficie de velamen aumenta la velocidad con poca presión.

El barco de Estados Unidos, el único en el que se montó el gennaker modificado, voló en la primera fase de la prueba, desapareciendo de la vista de los competidores. Tan pronto subieron los nudos, disminuyó la eficacia hasta el punto de que EE UU terminó la regata en penúltima posición. "Con vientos de dos nudos ganan seguro, pero con la inestabilidad que presenta este campo de regatas, apostar por las modificaciones nos ofrecía pocas garantías, por lo que desestimamos su confección", razonó Rafa Trujillo, que compite en la clase Finn.

Precisamente Trujillo se ganó ayer el derecho a meterse en la regata por medallas como el décimo barco clasificado, por lo que sus opciones de medalla son escasas. Trujillo tuvo que esperar a que los jueces desestimaran una reclamación del barco italiano sobre el griego, que apestaba a montaje: si descalificaban a Papathanasiou, Giorgio Poggi le arrebataba la plaza a Trujillo. Resulta que griego e italiano son amigos y comparten entrenador. No hubo caso, y Rafa Trujillo estará en la medal race. La anécdota de la jornada la protagonizó Susana Romero, de 17 años y navegante de la clase Laser Radial: fue penalizada por tocar la bandera del barco del juez sobre la misma línea de llegada. "Me cerraron y no tenía espacio para pasar", se justificó la benjamina de la delegación española ante la chanza de sus compañeros, al término de otra jornada más de extraño viento en Qingdao.

Antón Paz (izquierda) y Fernando Echávarri, durante su primera regata de ayer en la clase <i>Tornado.</i>
Antón Paz (izquierda) y Fernando Echávarri, durante su primera regata de ayer en la clase Tornado.ASSOCIATED PRESS

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