Sullivan y Bernard se retan con récords

Alain Bernard tiene el cuerpo de un peso pesado y la cabeza de un ave de corral. Su figura es inolvidable y él se recrea en ella para causar impacto. Ayer se presentó en la piscina olímpica para nadar la primera semifinal de los 100m libre. Iba con el aire ceremonioso de los sprinters, orgullo de Francia, flor y nata de la natación. Nadó en 47,20 segundos, y recuperó el récord que había perdido dos días antes frente al australiano Eamon Sullivan. "Yo estaba en el cuarto de salidas", recordó Sullivan; "y procuré no enterarme de nada. No quería saber lo que hacían en la otra semifinal. Pero fue inevitable porque los altavoces anunciaron que Bernard había mejorado mi marca".

Históricamente, los 100 metros libre decidieron al nadador más rápido. Pero ahora parecen más disputados que nunca. Basta con repasar los antecedentes remotos: desde los Juegos de Múnich 72 se han disputado nueve ediciones de la final de 100 libre y sólo en dos hubo un récord mundial. Este año, se anuncia un buen recorte. El duelo entre Bernard y Sullivan ha elevado la temperatura de la piscina de Pekín unos cuantos grados. Ambos representan dos estilos opuestos. Uno, el del francés, es el del poderío muscular, el otro, el del australiano, el de la clase pura. Entre los dos han batido cinco veces el récord de los 100 libre en los últimos seis meses. Ayer, el que golpeó después golpeó mejor. Sullivan sólo permitió que Bernard disfrutara de su plusmarca durante tres minutos. El tiempo que le tomó ponerse las gafas y echarse a la piscina. Hizo 47,05 segundos.

"Intenté nadar un poco más rápido que en los entrenamientos", dijo el australiano. "Lo importante no serán los récords sino las medallas".

El duelo de las semifinales de 100 metros provocó las primeras grandes marcas de una jornada al rojo vivo. Más tarde, Phelps batiría el récord de 200 mariposa, los Estados Unidos establecerían una nueva marca en el relevo de 4x200, y la italiana Federica Pellegrini haría lo mismo bajando de un minuto 55 segundos -es la primera mujer que lo consigue- en los 200 estilos (1m 54,82s), superando a Sara Isakovic, que la seguiría muy de cerca (1m 54,97s), y que consiguió para Eslovenia la primera medalla de su historia. En los 200 estilos femeninos Stephanie Rice también haría el mejor tiempo universal, parando el cronómetro en 2m 8,45s. La efervescencia es total. Desde el principio de la competición, en Pekín se han batido 16 récords del mundo. Algo insólito.