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me cago en mis viejos | cine

DÍA 13

Si lo sé no vengo. Ayer por la noche, mientras mis viejos estaban fuera, volví a su habitación para releer algunos cachos de El discurso vacío (a ver si me contagio un poco de esa vaciedad), y después abrí el cajón de la mesilla de noche de mi viejo, que es una rayada. Tiene crema para los zapatos seca, cepillos de dientes rotos, cuadernos pequeños sin usar, bolígrafos con nombres de hoteles, cortauñas, loción antimosquitos, cajas de antiácidos, aspirinas, orfidales caducados, folletos de vacaciones, facturas de comidas, cordones para los zapatos, monedas de dos céntimos, botones de todas las formas y colores... Pero entre toda esa basura descubrí un librillo de papel de fumar y una china de has procedente de la bellota que me traje de Madrid, para soportar las vacaciones. Sé que procede de mi bellota porque ya llevaba tiempo notando que disminuía a un ritmo anormal, pero era de esas cosas que ni entiendes ni quieres entender, por lo que se quedan en la trastienda del coco hasta que abres el cajón de la mesilla de noche de tu padre y ¡zas!, se hace la luz.

O sea, que mientras yo leo a escondidas sus libros él se fuma clandestinamente mi hachís
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O sea, que mientras yo leo a escondidas sus libros él se fuma clandestinamente mi hachís. Me cago en la puta. Se parece al videojuego en cuyo guión vengo trabajando desde hace un año. Yo sospechaba que mis padres habían sido fumetas en su juventud (tengo recuerdos vagos de sus risas absurdas, del olor a hierba y del humo saliendo por sus bocas), pero jamás se me habría ocurrido imaginar que fuera él quien me robaba el material. Esto es muy serio, coño. Es tan serio que en el instante mismo de descubrirlo he cogido la bellota, he salido a la calle y la he arrojado al descampado. Se acabó. Si se quiere pirar, que salga él a pillar. Ni prejubilación ni hostias, lo que no puede ser no puede ser. Ya ayer, a media tarde, le noté un poco raro. La rareza consistía en que intentaba disimular que estaba raro, pero tenía ojillos. Lo que no sé es si mi madre está en el ajo, creo que no.

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