Nadie puede parar a China
Humillados en Atenas, los gimnastas del gigante asiático arrollan en la prueba por equipos y anuncian más éxitos
Los gimnastas chinos tienen fama de deportistas exquisitos, innovadores, de técnica y calidad impecables, saltos imposibles y... cabeza de cristal. No era raro verles, llegado el gran momento, el de los campeones y los perdedores, entregar la victoria con sus fallos. Como le pasó a Li Ning en Los Ángeles 1984. O a la sonriente Mo Huilan en Atlanta 1996. Favoritos desde su primera aparición en el tapiz olímpico, en 1984, en todos estos años sólo habían ganado un título por equipos (Sidney 2000) y otro individual absoluto (Atlanta 1996: Li Xiaoshuang), los que hacen grande la gimnasia de un país. Hasta ayer. Con el título por equipos masculino, el primero de los 14 que reparte la gimnasia artística, se quitan la espina y amenazan con dominar, de principio a fin, la competición.
Liderados por Yang Wei, sacaron siete puntos a Japón y diez a Estados Unidos
Ni esa supuesta ausencia de fortaleza mental, ni la presión de defender el título mundial en casa ante 20.000 espectadores entusiasmados con sus atletas ni el formato a vida o muerte de la final -suman todas las notas mientras que en la clasificación se prescinde de la peor- aguaron la fiesta de Yang Wei y compañía. Ni siquiera la barra fija, que históricamente se les atraganta, se puso en su camino. En este aparato, el último de la noche, sumaron la mejor nota de los ocho contrincantes. Como en cuatro de los cinco restantes aparatos. Sólo en el suelo, donde Yibing Chen pisó fuera de la zona autorizada, se dejaron arrebatar la primera posición. Fue el único fallo apreciable de la tarde, además de una mala salida en el potro con arcos. La actuación de los chinos fue tan perfecta que con sus 286,125 puntos dejaron a siete a los japoneses y a diez a los estadounidenses.
Las lágrimas con las que celebraron el triunfo los seis gimnastas y todo el equipo técnico, jaleados por un público que pasó del silencio respetuoso al bullicio incontrolable; la bandera en la que se envolvieron y los puños en alto de la victoria resumen muy bien el sacrificio de este equipo desde que en Atenas 2004 sufrieron la humillación de caer hasta el quinto puesto a pesar de su calidad. Cuatro de los gimnastas que vivieron aquella derrota han aguantado hasta hoy. Hasta reivindicarse delante de los suyos.
Entre ellos está Yang Wei, 28 años, tres Juegos Olímpicos a las espaldas y gran favorito a convertirse en el rey de la gimnasia en estos Juegos. Campeón mundial individual en 2006 y 2007, se dejó escapar por poco el oro olímpico en Atenas y quiere la revancha. "Ahora estoy más relajado", reconoció el líder del equipo tras colgarse el oro por equipos.
No será la única oportunidad de China. Cuando lean esto, ya sabrán si las chicas han logrado vencer a Estados Unidos. Luego vendrán las finales individuales y por aparatos (seis para los chicos, cuatro para las chicas) y en todas ellas habrá al menos un chino luchando por la medalla. En ocho de ellas, además, han pasado con la mejor nota, dispuestos a borrar en Pekín la fama de saga de gimnastas geniales e inconsistentes que inauguró Li Ning.
La final de Rafa cuelga de un hombro
Todos los que vieron el primer día de la gimnasia en Pekín se darían cuenta de que Rafa Martínez, el campeón de Europa en 2005, protegía su hombro izquierdo con dos enormes adhesivos color carne en forma de cruz. Se llaman tape-neuromusculares y sirven para quitar presión a una zona dolorida. Pues bien, Rafa, que arrastra una lesión en esa articulación, recayó ayer en Pekín de la vieja dolencia y no pudo entrenarse con normalidad a dos días de la final individual, en la que será el único español.
"Ha rebajado la carga de entrenamiento y hoy [por ayer] no ha podido ni subirse a las anillas", reconocieron fuentes del equipo español de gimnasia; "confiamos en que pueda competir. Le está tratando el fisio y hay que esperar a ver cómo se levanta mañana". El equipo viaja con un médico y un fisioterapeuta.
El gimnasta, de 24 años, no se mostró tan optimista en declaraciones a la agencia Efe: "Me pega pinchazos continuos. La única esperanza es que el día de la final [a las cinco de la mañana del jueves, hora peninsular española] me levante mejor. Desde que estoy en Pekín sólo he hecho una vez el ejercicio de anillas, el día de la clasificación".
Martínez, que acabó quinto en Atenas 2004, ya vio parada su preparación en abril cuando se dejó un dedo en las paralelas y la herida abierta le tuvo parado más de un mes. Ahora compite con ese dedo pegado a otro para atenuar el dolor.
La recaída del madrileño pone en peligro el segundo objetivo de la gimnasia masculina española en Pekín: acabar entre los ocho primeros y hacerse con un diploma olímpico. Rafa, que no tuvo su mejor día en la clasificación, pasó con la décima mejor nota. La primera meta era meterse en la final por equipos por primera vez en la historia. No lo consiguieron.
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