Touriño acusa a Montilla de provocar "tensión en la España solidaria"

El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, recomendó ayer al "amigo" José Montilla, presidente de la Generalitat de Cataluña, que relea la Constitución, el "mejor manual de instrucciones para montar las piezas de un Estado solidario". El líder de los socialistas gallegos terció de esta forma en el debate sobre el modelo de financiación que reclama el gobierno tripartito catalán, con el socialista Montilla al frente y respaldado por CiU, que acusan al Gobierno de incumplir el modelo financiero que prevé el Estatut. Un debate que ha abierto una brecha histórica entre el PSC y el PSOE.

En la Festa do Pulpo de O Carballiño, y ante la ministra de Medio Ambiente, la orensana Elena Espinosa, y de Gaspar Zarrías, vicepresidente de la Junta de Andalucía -comunidad a la que estaba dedicada la fiesta en esta edición-, el presidente gallego ciñó su discurso al de su partido. Cataluña no debe "tensionar las costuras de la España solidaria", indicó, tras poner de manifiesto que andaluces y gallegos "aportamos cerebro, brazos y trabajo a la España de las autonomías" para que progrese.

El líder del PSdeG dejó patente su discrepancia con sus correligionarios catalanes, apostando por compatibilizar "corresponsabilidad fiscal y autonomía financiera con cohesión e igualdad", porque de esa actuación "depende el futuro de todos".

Aludiendo a la mencionada aportación de andaluces y gallegos a la España plural, el dirigente del PSdeG ofreció la contribución de estas dos comunidades "con la ayuda que nos corresponde", pero demandó a cambio "que todos podamos seguir siendo ciudadanos de primera".

Touriño acusó veladamente de insolidaridad a Montilla. Apelando a la letra de la Constitución como garantía de igualdad de todos los ciudadanos, "vivan donde vivan", mostró su rechazo a las lecturas "restrictivas y desequilibrantes" de la carta magna. Advirtió que el modelo de financiación que reclaman los catalanes, "dando la espalda a los demás pueblos de España", sería "malo para todos y malo también para Cataluña".

En un Carballiño abarrotado -acudieron 70.000 personas a la fiesta, según el regidor, el socialista Carlos Montes- y con numerosa presencia de emigrantes de vacaciones, el presidente de la Xunta se refirió también a los gallegos en la diáspora, "que siempre estarán en nuestro corazón y en nuestro trabajo". A ellos les reiteró su compromiso, y el del Gobierno de España, de que serán "ciudadanos con todos los derechos y todos los deberes". Aseguró que se les concederá la nacionalidad a los nietos de los emigrantes y expresó su voluntad: "Queremos emigrantes votando en urnas".