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Reportaje:PEKÍN 2008 | Balonmano

"Estamos recuperando nuestro nivel"

Pastor se muestra optimista pese a la derrota de España ante Croacia

Carlos Arribas

El Príncipe y el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, tan silenciosos y aburridos como esas parejas que obligadas por la rutina, o por años de convivencia, cenan frente a frente sin nada que decirse y prefieren mirar el vuelo de una mosca, contemplan la pista vacía, contando los minutos que faltan para que termine el intermedio. En un rincón, un grupo de aficionados con camisetas rojas sin mangas, los nombres de Gasol, Garbajosa, Calderón, en la espalda, corean con más intención que efecto el "A por ellos, oé". Juega la selección española de balonmano. Juega, y pierde, contra Croacia, el campeón olímpico, su primer partido de los Juegos.

Una tarde de domingo de hace tres años media España contuvo la respiración durante hora y media pegada a la televisión mientras la selección española jugaba contra Croacia un partido de balonmano. Era la final del Mundial de Túnez. Ganó España. Fue el debut de Juan Carlos Pastor, un técnico capaz de hacer equipo, antecesor del modelo de Pepu Hernández y el baloncesto, como seleccionador. Fue el momento más alto de su deporte. El inicio de lo que debería ser un ciclo dorado con final en Pekín. Pero al segundo puesto del Europeo del año siguiente, le siguieron un séptimo y un noveno, respectivamente, en el Mundial y Europeo siguientes, y la necesidad de jugar un preolímpico para ganar el derecho a estar en Pekín. Demasiado poco para seguir agarrando la imaginación de un país tan acostumbrando últimamente a ganar que quien pierde algo deja de existir.

"Somos los primeros que nos autoexigimos. La presión somos nosotros", dice Pastor

Tres años después, bajo la cortés mirada de don Felipe y Alejandro Blanco, el balonmano español volvió a la vieja rutina de aceptar la derrota honrosa como mal menor. "Pero no", se rebota Pastor después de perder por sólo dos goles (31-29) un partido en el que llegaron a ir perdiendo por cinco en el descanso. "Ése no soy yo. Nunca lo seré. Nunca hay que pensar que no está mal perder por pocos. Te tiene que doler perder".

A una construcción teórica del balonmano, o de cualquier deporte de equipo que no sea el fútbol, le gusta hablar de ciclos, de equipos en construcción, de épocas de esplendor de un grupo, de decadencia, etapas casi siempre concentradas en cuatro años, el tiempo de una Olimpiada. Pero la teoría, tan redonda como un balón, entra en contradicción con la práctica cotidiana, que a veces no tiene tiempo para contemplar el mundo con distancia. Y más diaria que la práctica de Pastor, que aparte de la selección rige también los destinos técnicos del Balonmano Valladolid, pocas. "No hay mucho tiempo para pensar en lo que fuimos hace tres años y en el paso del tiempo, pero, claro, unos Juegos son unos Juegos. Filosofía, claro que se puede hacer", dice Pastor. "Y está muy bien, pero hay tanto, tantos partidos, que al final no vale para nada. Hay muchas competiciones en balonmano y, por lo tanto, muchas lesiones. Los jugadores están machacados. Y claro que queremos crear una selección B y trabajar con 30 y todo eso, pero al final los que están son los mejores, los 14 que corren, que atacan y que defienden". Así que, lesionados el central, Chema Rodríguez y el pivote Rolando Uríos -ambos se han quedado fuera de la selección- Pastor ha tenido que montar un sistema en el que dos laterales, el sobrio Alberto Entrerríos y el fogoso Iker Romero, intentan organizar el juego. "Y no estamos nada mal", dice Pastor. "Estamos recuperando nuestro nivel. Nuestra defensa está mucho mejor que en otros campeonatos y aunque el calendario es agotador, físicamente estamos mejor. Podemos jugar bien y plantar cara a todos. Veo que podemos estar ahí".

El balonmano español, a imagen y semejanza de su portero, el eterno David Barrufet, que se ha roto varias veces todos los huesos del cuerpo, que ha estado ya en cuatro Juegos, que tiene 38 años, que ha jugado 260 partidos internacionales, que sigue parando, se niega a dejar de ser grande. "Y no, no nos relaja en absoluto el haber dejado de estar en el centro de las expectativas", dice Pastor. "Porque nosotros somos los primeros que nos autoexigimos. La presión somos nosotros".

La teoría de Pastor, su filosofía, porque sí, el técnico pucelano tiene tiempo para pensar, termina en el tópico, en la pelota del matchpoint de Woody Allen, que duda sobre la red y por nada cae de uno u otro lado. "Un mínimo detalle", dice, "lo decide todo. Un mínimo detalle es un gol menos a favor y uno más en contra. Es un torneo".

Pendiente de los "mínimos detalles", tras Croacia, España se enfrentará a Polonia (vigente subcampeona del mundo), China, Francia y Brasil. Pasan los cuatro primeros del grupo. Después se cruzarán -ahí está la fortuna española, que no tendrá a Croacia y Francia en cuartos- con el grupo de Egipto, Corea del Sur, Islandia, Rusia, Dinamarca y Alemania (bronce y oro en el Mundial de 2007, respectivamente). "Y estamos tan igualados, que la diferencia es la definición".

Iker Romero intenta un pase ante tres jugadores croatas.
Iker Romero intenta un pase ante tres jugadores croatas.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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