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Columna
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Chinos en Madrid

China tiene más de mil millones de habitantes, de los que, según el censo de 2007 realizado por la Secretaría de Estado de Inmigración, residen en España 106.993. Las mayores concentraciones están en Madrid (35.000) y Barcelona (30.000). En la capital se distribuyen de diverso modo y desarrollan mucha actividad, sobre todo en la hostelería y el comercio. La mayoría procede de la zona de Quintiang, al sur de Shanghai. Aunque aquí nos parecen muy similares por fuera, lo cierto es que son muy distintos, y por dentro también, como en cualquier raza.

Ya pertenecen al paisaje urbano de Madrid. No hay barrio sin restaurantes chinos, sin pequeñas tiendas de frutos secos donde venden de casi todo, desde cebollas hasta latas de conserva, pasando por licores, hielo, patatas y chucherías. Y, por supuesto, esos bazares barrocos y baratos donde se expenden cacerolas y bragas, estampas de santos y destornilladores, matasuegras, palillos, sostenes, oropeles... También es cierto que mafias chinas controlan aquí, entre otras cosas, el negocio del pirateo discográfico y fílmico. Incluso te ofrecen en los bares superproducciones cinematográficas aún no estrenadas.

El alcalde está en Pekín arrimando el ascua a la sardina de los Juegos Olímpicos de 2016. Ruiz-Gallardón ha augurado allí: "Madrid será la sede, por lógica. Los Juegos Olímpicos de China han empezado el 8 del 8 del 08. Ese número trae suerte. Nosotros optamos al doble, 16. Otra coincidencia, Samaranch cumplió ese día 88 años". Ayer, el ciclista Samuel Sánchez ganó la primera medalla de oro con el dorsal número 8.

Una pareja de amigos chinos residentes en Madrid tienen colgadas en el salón de su casa dos frases de la filosofía china: "El que domina a otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso" (Lao Tse). "Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos" (Confucio). Hay que aprender de ellos. Los chinos son sabios y discretos.

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