La suculencia de la caza
Querría tener un restaurante aquí. Porque en sí mismo es una despensa mágica. Tiene tantos productos que la carta se llenaría de ellos. El melocotonero, como árbol frutal diferencial. Olivos, viñedos, cereales. En fauna, liebre, jabalí, perdiz roja; y en sus ríos, carpas barbos, truchas, lucios o cangrejos. Además, con una cierta cercanía al mar. Me inclino por la unión de las cazas cocinadas a modo de gazpacho, con unos gajos de melocotón, asado al horno con diferentes hierbas autóctonas, para darle fresco y contrapunto a la suculencia de la caza.
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