Gabo no tiene quien lo adapte bien
Un montaje busca romper el maleficio que acompaña a las adaptaciones del autor
¡Vade retro! ¡Vade retro! Amores endemoniados. Es el murmullo que busca exorcizar la desigual fortuna que acompaña a las obras de Gabriel García Márquez adaptadas al cine, el teatro y la ópera.
Eötvös presenta mañana una versión lírica de 'Del amor y otros demonios' en Glyndebourne
Un maleficio que intentará romperse mañana con el estreno de la cuarta ópera inspirada en un libro suyo en el Festival de Glyndebourne (Inglaterra), a la vez que empieza la posproducción de una película basada en la misma novela: Del amor y otros demonios (1994). La alianza contra ese sortilegio también se dará con el rodaje de dos de sus guiones de los años sesenta en torno al western: el recién descubierto Frontera, que dirigirá Rodolfo de Anda, y Tiempo de morir, que filmaría su hijo Rodrigo García Barcha.
El romance de aires desdichados del Nobel colombiano con sus adaptaciones empieza a ser legendario. Son obras abocadas a tener en otros soportes el mismo destino que los amores que cuentan: pasiones tanteadas al borde del precipicio hasta desbarrancarse.
El compositor húngaro Peter Eötvös y la cineasta costarricense Hilda Hidalgo. Eötvös presentará su versión operística en el campestre Festival de Glyndebourne, con dirección musical del ruso Vladimir Jurowsky, con la Filarmónica de Londres, la puesta en escena del rumano Silvio Purcarete, y las voces de la soprano Allison Bell y el barítono Nathan Gunn como protagonistas. La versión cinematográfica de Hidalgo se estrenará en 2009. Ambos cuentan la historia del amor inclemente entre una niña de 12 años supuestamente endemoniada y un cura español encargado de exorcizarla en la Cartagena de Indias de la Inquisición.
"Será una ópera de amor muy emocional, que el público seguirá con facilidad desde el punto de vista musical", ha dicho Eötvös. Aunque el compositor húngaro ya ha adaptado cuatro libros de otros autores, reconoce que es su trabajo más denso, y su primera ópera sobre el amor, para la cual ha creado "una sensación de suspenso y premonición".
Y es en esa marisma donde se extravían las adaptaciones. Mundos mágicos y de ultratumba que son parte de la realidad literaria pero que al cambiar de dimensión se rebelan. Que en la literatura hay fidelidades que pueden ser endemoniadas.
Sobre todo en el cine. Gran paradoja. Ese era el sueño del escritor colombiano (Aracataca, 1927). Antes de escribir Cien años de soledad (1967), creía que el cine era el medio para crear la novela en imágenes perfecta.
El peligro de estas obras es el folclore, advierte el escritor, guionista y director Ray Loriga. "Si te pegas a ese palo el resultado es un pastiche folclórico-mágico-mítico. Y lo que han conseguido con García Márquez es recurrir al cliché de sus epígonos", añade Loriga, quien salva El coronel no tiene quien le escriba, de Arturo Ripstein. "El paisaje es casi un enemigo en sus adaptaciones".
La principal dificultad reside en que él conecta con el imaginario de cada cual, según el fotógrafo de escritores Daniel Mordzinski. Los lectores, dice, "tienen una idea precisa de lo que han leído y al convertirse en espectadores es fácil que se sientan decepcionados". Al guionista y escritor argentino Marcelo Birmajer le gustaría adaptar El rastro de tu sangre en la nieve, de Doce cuentos peregrinos. "Intuyo que toparía con las mismas dificultades de sus anteriores pretendientes: la singularidad de su lenguaje, el poder soberano de sus palabras en el armado de la trama".
Si el sortilegio surte efecto o no, se sabrá mañana en Glyndebourne: será en inglés, con algunas voces de yoruba nigeriano y los versos de Garcilaso de la Vega en español. Del amor y otros demonios muestra la fuerza del tercer pilar y nervio de la literatura de Gabriel García Márquez, junto al paisaje y el mundo extraordinario: el amor. Como le sucede al cura Cayetano Delaura porque "aquel remanso de tanto años se convirtió en su infierno desde que conoció a Sierva María".
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