"Me voy, no lo soporto"

La ciclista Maribel Moreno, nacida en Girona el 2 de enero de 1981, pero residente en Zaragoza desde niña, llegó el 1 de agosto pasado a Pekín dispuesta a participar en sus primeros Juegos Olímpicos. Debía intervenir en la prueba individual en ruta y también en la contrarreloj individual. No lo hará. Un ataque de ansiedad le obligó a regresar a España pocas horas después de aterrizar en China. Según fuentes del equipo femenino español de ciclismo, no es la primera vez que Moreno sufre una crisis semejante. En cualquier caso, no hubo mayores explicaciones sobre un asunto que se calificó como delicado y privado. "Si quiere, será ella quien lo explique", dijeron en el COE. La decisión de que Moreno abandonara Pekín la tomó finalmente Mikel Zabala, director técnico de la federación, por consejo de Pascual Casañ, médico del mismo organismo y atendiendo al propio deseo de la ciclista.

Moreno, junto a los técnicos del equipo femenino y sus compañeras Anna Sanchis y Marta Vilajosana, que sí correrán mañana, llegó el día 1 al aeropuerto de Pekín. Desde él se trasladaron a un hotel cercano a la Muralla China, por donde transcurre buena parte del recorrido de la prueba ciclista y donde estaba previsto que se instalaran. Por razones que no han sido aclaradas, durante tres horas se impidió el acceso de la expedición al hotel. Tres horas que las ciclistas, fatigadas por el largo viaje, pasaron de pie. Entonces, la selección decidió trasladarse a la Villa Olímpica y esperar a que se localizara otro hotel en Pekín. Justamente entonces, Moreno empezó a dar síntomas preocupantes: "Hacía un calor sofocante. Maribel es muy nerviosa y empezó a decir que se iba".

Los médicos de la Agencia Mundial Antidopaje le instaron a pasar el control antidopaje. Según fuentes del COE, Moreno atendió los controles en un estado de visible excitación, pero uno de los doctores le reclamó la acreditación con la única intención de tomarle los datos. Ella lo interpretó mal. "Pensaba que la descalificaba. Estaba hipernerviosa", explicaron ayer testigos de lo acontecido. "El suyo fue un cuadro de ansiedad claro, nada más", aclaró el doctor Casañ. "Estaba muy afectada y gritaba: 'Me voy, yo me voy, no aguanto más", aseguran testigos. "Al final, consideramos que eso era lo mejor", explica el médico. Y se fue.