Dos oros y punto

Dos oros y punto. Ése es el objetivo de David Cal. Así lo afronta, todavía adaptándose al horario, al calor y a la humedad de Pekín, agobiado aún por todo lo que supuso para él desfilar como abanderado en la ceremonia de inauguración de los Juegos. Sucedió en el cometido al príncipe Felipe (1992), a Luis Doreste (1996), a Manuel Estiarte (2000) y a Isabel Fernández (2004). No extrañó la tarea. Ya había sido el abanderado en la ceremonia de clausura de los Juegos de Atenas. "Entonces gané una medalla de oro y una de plata. El objetivo es muy difícil, pero no puede ser menor a dos oros", se animó a soltar el palista gallego horas antes del desfile.

La noticia de la designación, tras la renuncia del gimnasta Gervasio Deferr por razones de programación, le llegó de improviso el pasado 17 de julio mientras se entrenaba en la presa de Salto de Saucelle, en un pequeño pueblo de Salamanca, buscando las condiciones de temperatura y humedad que se encontrará en el campo de regatas olímpico de Shunyi. De haberlo sabido antes, el campeón mundial en C-1 hubiera adelantado unos días su llegada a Pekín. De hecho, no tenía previsto siquiera asistir a la ceremonia de inauguración. "La parte buena es el honor que supone para un deportista ser abanderado de su país; la negativa, que estás un poco descentrado por la tensión y a la hora de competir puedes sentirte un poco más cansado", admite Cal. "Pero no vamos a ganar ni a dejar de ganar una medalla por eso", tercia su preparador, Suso Morlán.

Cal llevó a cabo su preparación en un lugar al que Morlán definió como una "jaulita de oro". La presa salmantina está situada en una zona donde apenas hay viento, en la que la temperatura oscila entre 32 y 35 grados. Unas condiciones similares a las previstas en Shunyi. Por eso se descartó el lugar habitual en que Cal preparó sus últimos retos, el pueblo asturiano de Trasona. Allí no hace tanto calor y Cal, al que no le agradan las temperaturas muy altas, tenía que adaptarse a la canícula de Pekín. Las pruebas de piragüismo no empezarán hasta el día 18. Cal ya ha empezado a entrenarse en una pista diferente a la que competirá, ahora utilizada para piragüismo. Se ha encontrado ya con algunos de los que serán sus grandes rivales.

Él a lo suyo. "Ni me interesa ni me importa lo que hagan. Sólo me importa alcanzar mi mejor nivel", sentencia. Ha adelgazado. Pesaba 93 kilos, ahora está ya sobre los 84. Trabaja con dos palas gemelas, las mismas que ha utilizado en la preparación, y estrena una canoa, igual a la que utilizaba, de 5,20 metros de largo y unos 16 kilos. "Mis sensaciones son bastante buenas, quizás un poquito mejor que en Atenas aunque es algo que no se puede medir. Desde entonces no he cambiado demasiado. Entonces ya era subcampeón del mundo y estaba en la élite. Ahora soy un poco más maduro", concluye el palista de 25 años empeñado, como Deferr, en convertirse en el primer español capaz de coleccionar tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos.