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'sticky fingers' | el tiovivo

El iPod de McCain

Un diario estadounidense publicó hace unos días que la reina Isabel de Inglaterra pidió un iPod a su coordinador de intendencia. La fotografía de esta señora de corona y miriñaque, con los auriculares enchufados en las orejas y el cable serpenteando vestido abajo, debe ser un arrebato plástico parecido al de la Mona Lisa con el delicado bigotito de sargento que le pintó Marcel Duchamp. Más allá del golpe plástico, de los auriculares que hacen el papel de bigotito, deberían informarnos qué música ha metido en el iPod su majestad, porque esa hipotética fotografía podría ser más altisonante si Isabel II, en lugar de oír piezas de música isabelina, que sería lo propio, oyera a Shakira o a los Arctic Monkeys.

La lista de canciones que tiene en su iPod un mandatario tendría que estar a disposición de los ciudadanos, y de paso la de los libros que ha leído; esto nos ayudaría a hacernos una idea más precisa de la persona. Por ejemplo, la imagen que yo tenía del presidente Zapatero se ha modificado de manera radical desde que sé que su grupo favorito es Supertramp; un buen asesor tendría que haberle dicho: "Diga usted que Van Morrison, aunque no sea verdad; un poco de ficción que aliente al ciudadano, señor presidente". Yo votaría instantáneamente por un candidato que dejara entrever, en una entrevista sobre otro tema, que oye a T. Rex o a los Stone Roses.

Después de que Barack Obama revelara el contenido de su iPod, el mundo espera con ansia el contraataque de su rival John McCain, ese hombre que debe verse tan raro como Isabel II cuando se enchufa los cascos. Un avance de lo que puede ser su colección de música portátil, se ha oído al final de algunos discursos suyos; justamente después de decir, por ejemplo, "¡gracias Carolina del Sur, qué Dios los bendiga!", ha sonado la canción Take a chance on me, del grupo ABBA, acompañada de un apoyo gráfico que pone, sin excesivo ingenio, "Take a chance on McCain" (Date una oportunidad con McCain). Este dato se refuerza con lo que, según la revista Time, le pasó al candidato republicano en un planta de automóviles Ford: probando el sistema electrónico de un nuevo modelo que obedece órdenes verbales, McCain le ordenó al reproductor de música: "ABBA", y el Ford, no se sabe si por sordo o por demócrata, comenzó a tocar Roadhouse blues, de los Doors. En sus años de espía de la KGB, Vladimir Putin oía canciones de ABBA para relajarse, o para ponerse como una moto; dicho sea esto sin ánimo de hacer asociaciones extravagantes. Imposible escatimarle a las suecas de ABBA el papel que han tenido en alguno de mis sueños, unos sueños donde, por cierto, no había nada de música, ni auriculares, ni miriñaque, ni mucho menos bigotito.

John McCain, en un programa de televisión.
John McCain, en un programa de televisión.AP

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