Regreso al esprint

Natalia Rodríguez ha sido la última atleta en incorporarse al equipo español en Pekín. Logró la mínima en los 1.500m en Montecarlo, el 29 de julio, el último día posible y a dos semanas de la gran cita deportiva. Esos 4m 3,68s, casi cuatro segundos más que su récord de España de la distancia, se convirtieron en su tercer pasaporte para unos Juegos y le hacen soñar con meterse en la semifinal olímpica. "Si peleo, claro", dice optimista desde Tarragona, donde vive y se entrena. Lo ha conseguido en una temporada atípica, la de su regreso a la alta competición tras tres años parada, una temporada marcada por el nacimiento de su hija en noviembre y por una inoportuna lesión de última hora. "Ha sido muy ajustado, pero lo importante es estar ahí".

Cuando Natalia Rodríguez se quedó embarazada tuvo claro que seguía siendo una atleta. Quería volver a competir tras dos años de parón (primero por una lesión y luego por maternidad). Empezó a correr y siguió haciéndolo hasta el sexto mes. Entonces las pulsaciones subieron y bajó el ritmo de entrenamientos hasta hacerlos desaparecer completamente un mes antes de dar a luz.

"Ha sido algo nuevo, así que he ido adaptando el entrenamiento según las sensaciones que tenía". Al principio las sesiones consistían en trabajar en el gimnasio y en la piscina. Luego salió a correr hasta alcanzar las cuatro horas diarias habituales.

Decir que la niña le ha cambiado el entrenamiento se queda corto. Es la vida lo que le ha cambiado. "Para mí ha sido muy importante contar con el apoyo y la ayuda de mi marido, mi hermana, mis padres..."

El año empezó bien. La delgadísima mediofondista -1,64m, 49 kilos, tobillos de acero-, que fue la primera española en bajar de los 4m, la misma que acabó sexta en los Mundiales de 2005 y entró en la meta rodeada de rusas, una de ellas la bicampeona mundial Tatiana Tomashova, recién descalificada por dopaje, se marcó los Campeonatos de España en julio en el calendario: allí intentaría asaltar la mínima. Pero en abril se produjo una fractura de estrés y tuvo que volver a parar. Seis semanas fuera de la pista. Ahora vuelve a tener las mejores sensaciones, las que le hicieron convertirse en una de las grandes promesas del atletismo español.